Te ando buscando, amor que nunca llegas; te ando buscando, amor que te mezquinas. Me aguzo por saber si me adivinas; me doblo por saber si te me entregas. Las tempestades mías, andariegas, se han aquietado sobre un haz de espinas; sangran mis carnes gotas purpurinas porque a salvarte, oh niño, te me niegas. Mira que estoy de pie sobre los leños, que a veces bastan unos pocos sueños para encender la llama que me pierde Sálvame, amor, y con tus manos puras trueca este fuego en límpidas dulzuras y haz de mis leños una rama verde. |
Love - Gustav Klimt, 1895 |
No hay comentarios:
Publicar un comentario