Tristemente
miro la lluvia resbalar cansada sobre los vidrios...
La lluvia empieza en tus ojos,
esa misma lluvia que cuando cae te nombra...
Los fresnos se desmigajan amarilleando la vereda,
y yo recuerdo.
Veo pájaros tardíos,
y recuerdo.
Qué triste la lluvia cuando no se comparte.
Mirarte fue como regresar de un largo viaje:
al regresar, ya no somos los mismos.
Por eso,
cae la lluvia en derredor y no me toca.
Porque sigo viendo el sol cuando te miro.
Vos...
ese olor,
esa nube detenida,
esos hilos dorados de tu pelo...
Toma éste poco de tristeza,
arrójalo hacia arriba, hacia la altura,
para que caiga dulcemente sobre mis palabras,
y las moje,
y las borre,
convertidas en lágrimas,
convertidas en lluvia...
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