Si tienes un arroyito
Si tienes un arroyo pequeñito en el pecho
donde brotan tímidas flores
y ariscas aves bajan a beber
entre sombras que tiemblan,
y tan callado fluye
que nadie lo sospecha
pero tú bebes cada día en él
tu sorbito de vida,
guárdalo en marzo cuando los ríos se desbordan
cuando la nieve corre
por la colina abajo
y la crecida arrastra puentes,
y más tarde, en agosto
cuando el prado esté perdido,
cuida que este pequeño arroyo vivo
no se seque un quemante mediodía.
Emily Dickinson
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