domingo, 2 de octubre de 2016


El visitante

“El poeta es un espía de dios.”

Cuando el invierno vele los fantasmas azules 
de la niebla en el barrio 
y ya sean memoria la mudanza, el entierro del gorrión, 
el domingo, 
y los libros se callen en las estanterías 
para que vuelva sin temor el grillo 
del hogar, fugitivo de un distante verano, 
preguntará al olvido 
dónde se oculta el espía del tiempo, 
en qué relojería, en qué almanaque, 
en qué caja de música 
abandonada por un niño 
y junto a cuál de las sutiles ventanas del crepúsculo 
donde sólo hacia adentro puede asomarse uno 
la saudade construye sus delicados puentes.

y desde qué clavel del aire 
o qué alga marina, o qué arpa de Harpo Marx 
apareciendo en un desván, de súbito, 
el porvenir –que es poeta—nos mira.

Raúl González Tuñón

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