viernes, 7 de julio de 2017


La niña abre una pequeña caja de lata. La luz en el metal es una patinadora que la hechiza. Un jabón con fragancia de rosas se suelta de su nido y nada por el aire. Es jabón y es pez. Es hoja que busca el bosque donde nace el viento.
En la serenidad del patio, en el reparo interior, suenan de algarabía los pasitos. La caja siente que alguien la consagra y se sueña algo volátil, algo que migra hacia la luna creciente...

María Cristina Ramos


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