El ojo
El ojo tiembla,
sabe del rastrojo
donde aguarda, viviente, la semilla
y sabe de la orilla
del mar, que maravillas
lejanas avecina.
Conoce
la levedad del aire
que solaza,
y la traza severa del acero
que arrasa. Entre las ramas una rama
brilla -azulinoamarilla-
que promete esplendor.
No consumada,
bajo la tierra aguarda en grano una granada
que aspira al sol.
¡Cuánta peripecia ignorada,
joyante o soterrada
irrumpe de la espuma
del instante!
Hugo Padeletti
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