ELEGÍA PICHÓN GARAY ...
Deberes
y un cielo, azul, que se hunde
en el ramo de tardes
que atravieso
como quien se levanta, ciego,
desde una cama de ceniza.
Bienaventurados
los que están en la realidad
y no confunden
sus fronteras.
JUAN JOSÉ SAER
Salve oh Saer!
ResponderEliminarSalve!
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