martes, 19 de mayo de 2015


El poema

El poema

Detrás de aquella nube

hay un poema que me acecha.

No escucho ni el rugido

del león, ni el zumbido cifrado de la abeja,

ni el acorde solar del ruiseñor,

ni la cruel seducción de la sirena,

pero es mi oficio.

Sin la bolsa que cuelga en mi espalda

con la herencia de todos esos pájaros

que se han posado y han partido,

no podría nacer.

Yo le daré

el fuego de la rosa y la ceniza

de su llama,

le daré el oro cálido del sol, la plata fría

de la luna; le daré el asimiento

de la hiedra, la rotunda

cadencia de la ola en la piedra.

Le ofrendaré la atenta ceremonia

del mirasol,

vuelto hacia él mi corazón todo el día,

y acogeré las gotas de sangre que trasude

en valvas vivas.

Me alzaré sobre mí para alcanzarlo,

o me hincaré para invocarlo

o me abriré para parirlo.

(Si él no nace,

¿yo me muero?)

Le daré la voz del buhonero

para que venda su belleza en la plaza.

si tan sólo quiere bajar,

si tan sólo quiere probar,

si tan sólo quiere encarnar.

 Hugo Padelletti

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