martes, 5 de mayo de 2015


SOBRE LOS MONTES...

Sobre los montes un canto.
Un canto, solo, en la tarde.
¿Qué Invisible ave nostálgica
llama? ¿Es el aire que canta?
¿O es la soledad infantil
pero profunda, que dice
a los cielos alejados,
lo que el reflejo y el ritmo
del río, lo que las flores
agrestes, lo que los árboles,
no pueden comunicar?

Sobre los montes un canto.
El silencio tan sensible,
con qué dulzura lejana,
melodiosa, se quiebra!
En su ruptura, la tarde
su tensión celeste afloja.
Qué silencio el de las aguas
ahora, y el arroyuelo
-temblor pudoroso entre
las altas hierbas- ¿por qué
ha callado? ¿Es este canto,
entonces, la pura esencia
de esta soledad perdida
en sí misma, que pedía
a las aguas, a los pájaros,
a los follajes, a las flores,
la voz que necesitaba?
¡Qué dicha honda, si frágil,
que el anhelo musical
de tantas vidas secretas,
de tan mágicas presencias
como concierta el paisaje,
al fin encuentre su canto!
Un canto sobre los montes.
¡Un canto, sólo, en la tarde!

JUAN L. ORTIZ


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