lunes, 1 de junio de 2015


Suave Encantamiento

Profundos y plenos 
cual dos graciosas, breves inmensidades 
moran tus ojos en tu rostro 
como dueños; 
y cuando en su fondo 
veo jugar y ascender 
la llama de un alma radiosa 
parece que la mañana se incorpora 
luminosa, allá entre mar y cielo, 
sobre la línea que soñando se mece 
entre los dos azules imperios, 
la línea que en nuestro corazón se detiene 
para que sus esperanzas la acaricien 
y la bese nuestra mirada; 
cuando nuestro "ser" contempla 
enjugando sus lágrimas 
y, silenciosamente, 
se abre a todas las brisas de la Vida; 
cuando miramos 
las amigas de los días que fueron 
flotando en el Pasado 
como en el fondo del camino 
el polvo de nuestras peregrinaciones. 
Ojos que se abren como las mañanas 
y que cerrándose dejan caer la tarde.

 Macedonio Fernández

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