sábado, 29 de noviembre de 2014



MARIPOSAS

En el medio de nuestros platos de potaje
había pintada una mariposa azul
y cada mañana jugábamos a quién llegaba primero a la mariposa.
Entonces la abuela decía: "No coman a la pobre mariposa".
Eso nos hacía reír.
Ella siempre lo decía y siempre nos hacía reír.
Parecía un pequeño chiste tan dulce.
Yo estaba segura de que una hermosa mañana
las mariposas saldrían volando de nuestros platos
soltando la risita más diminuta del mundo
y se posarían en el gorro de la abuela

Katherine Mansfield 

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