martes, 4 de noviembre de 2014


MI ALMA

Dominio tuyo, mi alma.
Dominio tuyo. ¡Y umbral
por donde cruzan los vientos
de un atribulado mar!
Tú bien quisieras que en ella
nunca osaran levantar
eco la buena palabra
ni el amargo sollozar...
Tú bien quisieras que a ella
nada pudiese llegar...
¡Sólo tu voz y la eterna
altivez de tu mirar!
–Oasis para tu rumbo,
para los otros, erial–
Tú bien quisieras. Lo pides.
¡Mas no lo puedes lograr!
Que mi alma, dominio tuyo,
erguida está frente a un mar
que estremecen sin descanso
los vientos del Bien y el Mal...
Por ella cruzan, tenaces,
–dulzura y perversidad–
el llanto de los humanos
y la inhumana crueldad.
En ráfagas implacables,
con desesperado afán,
llenándola con su grito,
por ella vienen y van
angustia, dolor, deseos,
como por abierto umbral...!
Dominio tuyo mi alma
que no puedes dominar...
¡Dominio tuyo que burlan
los vientos del Bien y el Mal!

Meira Delmar
 

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