martes, 3 de diciembre de 2013


No viniste de lejos
Viniste de tan hondo
que conozco tu nombre,
conozco tu dolor,
reconozco tu alma.
No viniste de lejos,
ni siquiera has llegado.
Estabas desde siempre,
como un lenguaje escrito
en el fondo de mí,
y te estoy descifrando.

Renata Durán

lunes, 14 de octubre de 2013


"No sé cómo son tus ojos, 
Tus manos ni tus cabellos. 
Sólo me queda en la frente 
La mariposa del beso."


-Federico García Lorca-

martes, 10 de septiembre de 2013

Signo de escorpión,José Saramago

Signo de escorpión

Sabrás que para ti no habrá descanso, 
La paz no está contigo, tampoco la fortuna: 
El signo así lo ordena. 
Te pagan bien los astros esta guerra: 
Por más breve que sea la cuenta de tu vida, 
Pequeña no será.

Inventario,José Sarmago

Inventario

De qué sedas están hechos tus dedos, 
De qué marfil tus muslos lisos, 
De qué alturas llegó a tu andar 
La gracia de gamuza con que pisas. 

De qué moras maduras se extrajo 
El sabor acidulado de tu seno, 
De qué Indias el bambú de tu cintura. 
El oro de tus ojos, de dónde vino. 

A qué mecer de ola vas a buscar 
La línea serpentina de tus caderas, 
De dónde nace la frescura de esa fuente 
Que sale de tu boca cuando ríes. 

De qué bosques marinos se soltó 
La hoja de coral de tus puertas, 
Qué perfume te anuncia cuando vienes 
A rodearme de deseo las horas muertas.

domingo, 8 de septiembre de 2013

Bajo fianza de las nubes,Hilde Domin



Tengo nostalgia de un país 
en el que nunca estuve, 
donde todos los árboles y las flores 
me conocen, 
al que nunca voy, 
pero donde las nubes 
se acuerdan exactamente 
de mí, 
un extranjero que 
en casa alguna 
puede desahogarse llorando. 

Viajo 
hacia islas sin puerto, 
tiro al mar las llaves 
inmediatamente al zarpar. 
No arribo a ninguna parte. 
Mi vela es como una telaraña, 
pero no se rompe. 
Y allende el horizonte, 
donde los grandes pájaros 
al final de su vuelo 
secan las alas al sol, 
hay un continente 
donde me deben recoger 
sin pasaporte, 
bajo fianza de las nubes. 

(...)"Amor es que dos espíritus se acaricien, se entrelacen, se ayuden a levantarse de la tierra en un solo y único ser: nace en dos con el regocijo de mirarse: alienta con la necesidad de verse, crece con la imposibilidad de desunirse: no es torrente, es arroyo; no es hoguera, es llama: no es ímpetu, es ternura, beso y paz.”(...)

José Martí

sábado, 7 de septiembre de 2013

¿Qué les queda a los jóvenes?,Mario Benedetti


¿Qué les queda por probar a los jóvenes
en este mundo de paciencia y asco?
¿sólo grafitti? ¿rock? ¿escepticismo?
también les queda no decir amén
no dejar que les maten el amor
recuperar el habla y la utopía
ser jóvenes sin prisa y con memoria
situarse en una historia que es la suya
no convertirse en viejos prematuros

¿qué les queda por probar a los jóvenes
en este mundo de rutina y ruina?
¿cocaína? ¿cerveza? ¿barras bravas?
les queda respirar / abrir los ojos
descubrir las raíces del horror
inventar paz así sea a ponchazos
entenderse con la naturaleza
y con la lluvia y los relámpagos
y con el sentimiento y con la muerte
esa loca de atar y desatar

¿qué les queda por probar a los jóvenes
en este mundo de consumo y humo?
¿vértigo? ¿asaltos? ¿discotecas?
también les queda discutir con dios
tanto si existe como si no existe
tender manos que ayudan / abrir puertas
entre el corazón propio y el ajeno /
sobre todo les queda hacer futuro
a pesar de los ruines de pasado
y los sabios granujas del presente.

(...) En tus ojos peleaban las llamas del crepúsculo. 
Y las hojas caían en el agua de tu alma (...)



Pablo Neruda,Poema 6

Poema de la lluvia,Alma Maritano



Tristemente
miro la lluvia resbalar cansada sobre los vidrios...
La lluvia empieza en tus ojos,
esa misma lluvia que cuando cae te nombra...
Los fresnos se desmigajan amarilleando la vereda,
y yo recuerdo.
Veo pájaros tardíos,
y recuerdo.
Qué triste la lluvia cuando no se comparte.
Mirarte fue como regresar de un largo viaje:
al regresar, ya no somos los mismos.
Por eso,
cae la lluvia en derredor y no me toca.
Porque sigo viendo el sol cuando te miro.
Vos...
ese olor,
esa nube detenida,
esos hilos dorados de tu pelo...
Toma éste poco de tristeza,
arrójalo hacia arriba, hacia la altura,
para que caiga dulcemente sobre mis palabras,
y las moje,
y las borre,
convertidas en lágrimas,
convertidas en lluvia...

jueves, 5 de septiembre de 2013

Viktor Frankl,"El hombre en busca de sentido" (fragmento)


" Pero mi mente se aferraba a la imagen de mi mujer, a quien vislumbraba con extraña precisión. La oía contestarme, la veía sonriéndome con su mirada franca y cordial. Real o no, su mirada era más luminosa que el sol del amanecer. Un pensamiento me petrificó: por primera vez en mi vida comprendía la verdad vertida en canciones de tantos poetas y proclamada en la sabiduría definitiva de tantos pensadores. La verdad de que el amor es la meta última y más alta a que puede aspirar el hombre. Fue entonces cuando aprendí el significado del mayor de los secretos que la poesía, el pensamiento y el credo humanos intentan comunicar: la salvación del hombre está en el amor y a través del amor. Comprendí cómo el hombre, desposeído de todo en este mundo, todavía puede conocer la felicidad -aunque sea sólo momentáneamente- si contempla al ser querido. "

Viktor Frankl

martes, 27 de agosto de 2013

Rayuela,fragmento del capítulo 36. Julio Cortázar


(...)“La rayuela se juega con una piedrita que hay que empujar con la punta del zapato. Ingredientes: una acera, una piedrita, un zapato, y un bello dibujo con tiza, preferentemente de colores. En lo alto está el Cielo, abajo está la Tierra, es muy difícil llegar con la piedrita al Cielo, casi siempre se calcula mal y la piedra sale del dibujo. Poco a poco, sin embargo, se va adquiriendo la habilidad necesaria para salvar las diferentes casillas (rayuela caracol, rayuela rectangular, rayuela de fantasía, poco usada) y un día se aprende a salir de la Tierra y remontar la piedrita hasta el Cielo, hasta entrar en el Cielo...lo malo es que justamente a esa altura, cuando casi nadie ha aprendido a remontar la piedrita hasta el Cielo, se acaba de golpe la infancia y se cae en las novelas, en la angustia al divino cohete, en la especulación de otro Cielo al que también hay que aprender a llegar. Y porque se ha salido de la infancia se olvida que para llegar al Cielo se necesitan, como ingredientes, una piedrita y la punta de un zapato.”(...)

Julio Cortázar

Noche de lluvia,Juana de Ibarbourou

Llueve... Espera, no duermas,
estáte atento a lo que dice el viento
y a lo que dice el agua que golpea
con sus dedos menudos en los vidrios.

¡Cómo estará de alegre el trigo ondeante!
¡Con qué avidez se esponjará la hierba!
¡Cuántos diamantes colgarán ahora
del ramaje profundo de los pinos!

Espera, no te duermas. Escuchemos
el ritmo de la lluvia.
Apoya entre mis senos
tu frente taciturna.
Yo sentiré el latir de tus dos sienes
palpitantes y tibias,
como si fueran dos martillos vivos
que golpearan mi carne.

Espera, no te duermas. Esta noche
somos los dos un mundo,
aislado por el viento y por la lluvia
entre la cuenca tibia de una alcoba.

Espera, no te duermas. Esta noche 
somos acaso la raíz suprema
de donde debe germinar mañana
el tronco bello de una raza nueva.

Juana de Ibarbourou

jueves, 22 de agosto de 2013

OTRO POEMA DE LOS DONES,Jorge Luis Borges

 OTRO POEMA DE LOS DONES

Gracias quiero dar al divino
Laberinto de los efectos y de las causas
Por la diversidad de las criaturas
Que forman este singular universo,
Por la razón, que no cesará de soñar
Con un plano del laberinto,
Por el rostro de Elena y la perseverancia de Ulises,
Por el amor, que nos deja ver a los otros
Como los ve la divinidad,
Por el firme diamante y el agua suelta,
Por el álgebra, palacio de precisos cristales,
Por las místicas monedas de Ángel Silesio,
Por Schopenhauer,
Que acaso descifró el universo,
Por el fulgor del fuego
Que ningún ser humano puede mirar sin un asombro antiguo,
Por la caoba, el cedro y el sándalo,
Por el pan y la sal,
Por el misterio de la rosa
Que prodiga color y que no lo ve,
Por ciertas vísperas y días de 1955,
Por los duros troperos que en la llanura
Arrean los animales y el alba,
Por la mañana en Montevideo,
Por el arte de la amistad,
Por el último día de Sócrates,
Por las palabras que en un crepúsculo se dijeron
De una cruz a otra cruz,
Por aquel sueño del Islam que abarco
Mil noches y una noche,
Por aquel otro sueño del infierno,
De la torre del fuego que purifica
Y de las esferas gloriosas,
Por Swedenborg,
Que conversaba con los ángeles en las calles de Londres,
Por los ríos secretos e inmemoriales
Que convergen en mí,
Por el idioma que, hace siglos, hablé en Nortumbria,
Por la espada y el arpa de los sajones,
Por el mar, que es un desierto resplandeciente
Y una cifra de cosas que no sabemos
Y un epitafio de los vikings,
Por la música verbal de Inglaterra,
Por la música verbal de Alemania,
Por el oro, que relumbra en los versos,
Por el épico invierno,
Por el nombre de un libro que no he leído:
Gesta Dei per Francos,
Por Verlaine, inocente como los pájaros,
Por el prisma de cristal y la pesa de bronce,
Por las rayas del tigre,
Por las altas torres de San Francisco y de la isla de Manhattan,
Por la mañana en Texas,
Por aquel sevillano que redactó la Epístola Moral
Y cuyo nombre, como él hubiera preferido, ignoramos,
Por Séneca y Lucano, de Córdoba,
Que antes del español escribieron
Toda la literatura española,
Por el geométrico y bizarro ajedrez,
Por la tortuga de Zenón y el mapa de Royce,
Por el olor medicinal de los eucaliptos,
Por el lenguaje, que puede simular la sabiduría,
Por el olvido, que anula o modifica el pasado,
Por la costumbre,
Que nos repite y nos confirma como un espejo,
Por la mañana, que nos depara la ilusión de un principio,
Por la noche, su tiniebla y su astronomía.
Por el valor y la felicidad de los otros,
Por la patria, sentida en los jazmines
O en una vieja espada,
Por Whitman y Francisco de Asís, que ya escribieron el poema,
Por el hecho de que el poema es inagotable
Y se confunde con la suma de las criaturas
Y no llegará jamás al último verso
Y varía según los hombres,
Por Frances Haslam, que pidió perdón a sus hijos
Por morir tan despacio,
Por los minutos que preceden al sueño,
Por el sueño y la muerte,
Esos dos tesoros ocultos,
Por los íntimos dones que no enumero,
Por la música, misteriosa forma del tiempo.

Jorge Luis Borges

Georgia O'Keeffe (American, Precisionism, 1887–1986): Red Hills, Lake George, 1927. Oil on canvas, 27 x 32 inches





martes, 20 de agosto de 2013

Cuerpo entero,Ulalume González de León.

Separar el tacto de las manos
hacia un repertorio disidente
de ejercicios de menos

Tocar sólo tu voz
Después: sólo tu olor
Después: sólo tu luz

Después:
lo inacabado en tu presencia
un desconocimiento.

Y volver a calzarme el tacto
para tocar tu cuerpo
para tocar en tu desnudo
lo desnudo también de desnudez.

Ulalume González de León

Las seis cuerdas,Federico García Lorca


La guitarra, 
hace llorar a los sueños. 
El sollozo de las almas 
perdidas, 
se escapa por su boca 
redonda. 
Y como la tarántula 
teje una gran estrella 
para cazar suspiros, 
que flotan en su negro 
aljibe de madera.

Federico García Lorca

Tu voz es sombra de sueño.
Tus palabras
son en el aire dormido
pétalos de rosas blancas.

Federico García Lorca

lunes, 19 de agosto de 2013

¡La mitad no quiero de nada!,Yevgueni Yevtushenko


¡La mitad no quiero de nada!

La mitad no quiero de nada!
¡Que sea mío el cielo todo!
¡La tierra toda, mía!
Mares y ríos, el torrente de la montaña,
¡míos! No los comparto.

No me seducirás, vida, con una parte. 
¡Será todo o nada! ¡Yo podré con todo!
N o quiero ni la felicidad 
ni el dolor a medias.

¡Quiero, sí, la mitad de la almohada 
donde, pegado a tu mejilla,
como una pobre estrella fugaz,
fulgure el anillo de tu dedo...

Yevgueni Yevtushenko

Quién alumbra ,Alejandra Pizarnik


Cuando me miras
mis ojos son llaves,
el muro tiene secretos,
mi temor palabras, poemas.
Sólo tú haces de mi memoria
una viajera fascinada,
un fuego incesante.


Alejandra Pizarnik 

El compañero de los pájaros,Alberto Girri

Como el amor
que se posa
cada día sobre la ramita
que puede morir

Así brota tu amor
lozano
vigoroso de sol
compañero de los pájaros...

Alberto Girri

viernes, 16 de agosto de 2013

"Peces de Luz",Carlos Aguirre

La lluvia cobija un beso
En la sonrisa de la ciudad
y el río viene creciendo en mi corazón,
Escucho voces de agua
que hablan al niño que vive en mi
y cantan una tonada que no aprendí

la lluvia cobija un beso
en la sonrisa de la ciudad
y el río viene creciendo en mi corazón
escucho voces de agua
que hablan al niño que vive en mi
y cantan una tonada que no aprendí

yo no se porque elijo para quedarme
un escondrijo de tinta azul
donde quietos peces vuelven la tinta luz

La lluvia destiñe el río
y se descuelga para buscar
los peces de luz
que escapan por la ciudad...

Carlos Aguirre






"La noche de los feos",Mario Benedetti

1
Ambos somos feos. Ni siquiera vulgarmente feos. Ella tiene un pómulo hundido. Desde los ocho años, cuando le hicieron la operación. Mi asquerosa marca junto a la boca viene de una quemadura feroz, ocurrida a comienzos de mi adolescencia.

Tampoco puede decirse que tengamos ojos tiernos, esa suerte de faros de justificación por los que a veces los horribles consiguen arrimarse a la belleza. No, de ningún modo. Tanto los de ella como los míos son ojos de resentimiento, que sólo reflejan la poca o ninguna resignación con que enfrentamos nuestro infortunio. Quizá eso nos haya unido. Tal vez unido no sea la palabra más apropiada. Me refiero al odio implacable que cada uno de nosotros siente por su propio rostro.

Nos conocimos a la entrada del cine, haciendo cola para ver en la pantalla a dos hermosos cualesquiera. Allí fue donde por primera vez nos examinamos sin simpatía pero con oscura solidaridad; allí fue donde registramos, ya desde la primera ojeada, nuestras respectivas soledades. En la cola todos estaban de a dos, pero además eran auténticas parejas: esposos, novios, amantes, abuelitos, vaya uno a saber. Todos -de la mano o del brazo- tenían a alguien. Sólo ella y yo teníamos las manos sueltas y crispadas.

Nos miramos las respectivas fealdades con detenimiento, con insolencia, sin curiosidad. Recorrí la hendidura de su pómulo con la garantía de desparpajo que me otorgaba mi mejilla encogida. Ella no se sonrojó. Me gustó que fuera dura, que devolviera mi inspección con una ojeada minuciosa a la zona lisa, brillante, sin barba, de mi vieja quemadura.

Por fin entramos. Nos sentamos en filas distintas, pero contiguas. Ella no podía mirarme, pero yo, aun en la penumbra, podía distinguir su nuca de pelos rubios, su oreja fresca bien formada. Era la oreja de su lado normal.

Durante una hora y cuarenta minutos admiramos las respectivas bellezas del rudo héroe y la suave heroína. Por lo menos yo he sido siempre capaz de admirar lo lindo. Mi animadversión la reservo para mi rostro y a veces para Dios. También para el rostro de otros feos, de otros espantajos. Quizá debería sentir piedad, pero no puedo. La verdad es que son algo así como espejos. A veces me pregunto qué suerte habría corrido el mito si Narciso hubiera tenido un pómulo hundido, o el ácido le hubiera quemado la mejilla, o le faltara media nariz, o tuviera una costura en la frente.

La esperé a la salida. Caminé unos metros junto a ella, y luego le hablé. Cuando se detuvo y me miró, tuve la impresión de que vacilaba. La invité a que charláramos un rato en un café o una confitería. De pronto aceptó.

La confitería estaba llena, pero en ese momento se desocupó una mesa. A medida que pasábamos entre la gente, quedaban a nuestras espaldas las señas, los gestos de asombro. Mis antenas están particularmente adiestradas para captar esa curiosidad enfermiza, ese inconsciente sadismo de los que tienen un rostro corriente, milagrosamente simétrico. Pero esta vez ni siquiera era necesaria mi adiestrada intuición, ya que mis oídos alcanzaban para registrar murmullos, tosecitas, falsas carrasperas. Un rostro horrible y aislado tiene evidentemente su interés; pero dos fealdades juntas constituyen en sí mismas un espectáculos mayor, poco menos que coordinado; algo que se debe mirar en compañía, junto a uno (o una) de esos bien parecidos con quienes merece compartirse el mundo.

Nos sentamos, pedimos dos helados, y ella tuvo coraje (eso también me gustó) para sacar del bolso su espejito y arreglarse el pelo. Su lindo pelo.

"¿Qué está pensando?", pregunté.

Ella guardó el espejo y sonrió. El pozo de la mejilla cambió de forma.

"Un lugar común", dijo. "Tal para cual".

Hablamos largamente. A la hora y media hubo que pedir dos cafés para justificar la prolongada permanencia. De pronto me di cuenta de que tanto ella como yo estábamos hablando con una franqueza tan hiriente que amenazaba traspasar la sinceridad y convertirse en un casi equivalente de la hipocresía. Decidí tirarme a fondo.

"Usted se siente excluida del mundo, ¿verdad?"

"Sí", dijo, todavía mirándome.

"Usted admira a los hermosos, a los normales. Usted quisiera tener un rostro tan equilibrado como esa muchachita que está a su derecha, a pesar de que usted es inteligente, y ella, a juzgar por su risa, irremisiblemente estúpida."

"Sí."

Por primera vez no pudo sostener mi mirada.

"Yo también quisiera eso. Pero hay una posibilidad, ¿sabe?, de que usted y yo lleguemos a algo."

"¿Algo cómo qué?"

"Como querernos, caramba. O simplemente congeniar. Llámele como quiera, pero hay una posibilidad."

Ella frunció el ceño. No quería concebir esperanzas.

"Prométame no tomarme como un chiflado."

"Prometo."
"La posibilidad es meternos en la noche. En la noche íntegra. En lo oscuro total. ¿Me entiende?"
"No."
"¡Tiene que entenderme! Lo oscuro total. Donde usted no me vea, donde yo no la vea. Su cuerpo es lindo, ¿no lo sabía?"

Se sonrojó, y la hendidura de la mejilla se volvió súbitamente escarlata.

"Vivo solo, en un apartamento, y queda cerca."

Levantó la cabeza y ahora sí me miró preguntándome, averiguando sobre mí, tratando desesperadamente de llegar a un diagnóstico.

"Vamos", dijo.


2

No sólo apagué la luz sino que además corrí la doble cortina. A mi lado ella respiraba. Y no era una respiración afanosa. No quiso que la ayudara a desvestirse.

Yo no veía nada, nada. Pero igual pude darme cuenta de que ahora estaba inmóvil, a la espera. Estiré cautelosamente una mano, hasta hallar su pecho. Mi tacto me transmitió una versión estimulante, poderosa. Así vi su vientre, su sexo. Sus manos también me vieron.

En ese instante comprendí que debía arrancarme (y arrancarla) de aquella mentira que yo mismo había fabricado. O intentado fabricar. Fue como un relámpago. No éramos eso. No éramos eso.

Tuve que recurrir a todas mis reservas de coraje, pero lo hice. Mi mano ascendió lentamente hasta su rostro, encontró el surco de horror, y empezó una lenta, convincente y convencida caricia. En realidad mis dedos (al principio un poco temblorosos, luego progresivamente serenos) pasaron muchas veces sobre sus lágrimas.

Entonces, cuando yo menos lo esperaba, su mano también llegó a mi cara, y pasó y repasó el costurón y el pellejo liso, esa isla sin barba de mi marca siniestra.

Lloramos hasta el alba. Desgraciados, felices. Luego me levanté y descorrí la cortina doble.

FIN

"Poema de la despedida",José Ángel Buesa


Te digo adiós si acaso te quiero todavía
Quizás no he de olvidarte. Pero te digo adiós.
No sé si me quisiste. No sé si te quería
O tal vez nos quisimos demasiado los dos.

Este cariño triste y apasionado y loco
Me lo sembré en el alma para quererte a ti.
No sé si te amé mucho. No sé si te amé poco,
Pero sí sé que nunca volveré a amar así.

Me queda tu sonrisa dormida en mi recuerdo
Y el corazón me dice que no te olvidaré.
Pero al quedarme solo sabiendo que te pierdo,
Tal vez empiezo a amarte como jamás te amé.

Te digo adiós y acaso con esta despedida
Mi más hermoso sueño muere dentro de mí.
Pero te digo adiós para toda la vida,
Aunque toda la vida siga pensando en ti.

José Ángel Buesa

"Cantar del Viento",Jorge Fandermole

Cantar del Viento 

No hay cuatro vientos sino mil flotando sobre la colpa
Y cada uno se hace sentir con la voz de donde sopla
Coplas del viento molinero,
Que muele la sonoridad
De los otoños en el vuelo
De su reseca hojarasca
Traeme la luz viento viajero
Que donde vivo ya no hay más
Traemelas con tu soplo fresco
Sobre mi oscura palabra
Viento dolido de la historia
Sopla sobre mi corazón
Para que juzgue la memoria
Sobre el olvido y el perdón
Traeme de todos lados vientos
Lo que la gente callada
Murmura en su alma para dentro
Como una gran marejada
No hay cuatro vientos sino mil flotando sobre la colpa
Y cada uno se hace sentir con la voz de donde sopla
El viento siempre se encarga
De terminar lo que empieza
Lo que se enciende lo abrasa
Lo que se apaga lo vuela
Hago mi copla bandera
Dócil al viento profundo
Que se vuelve aire y flamea
Como marcándome el rumbo
No hay cuatro vientos sino mil flotando sobre la colpa

Y cada uno se hace sentir con la voz de donde sopla

Jorge Fandermole


El día en que sea posible para la mujer amar, no por debilidad sino por fortaleza, no escapar de sí misma sino encontrarse a sí misma, no humillarse sino reafirmarse - ese día el amor será para ella, como es para el hombre, una fuente de vida...

Simone de Beauvoir

martes, 13 de agosto de 2013

Henri Matisse,"The Music Lesson"



Henri Matisse - The Music Lesson. Summer 1917. Oil on canvas, 245.1 x 210.8 cm. The Barnes Foundation, Philadelphia, PA, USA

lunes, 12 de agosto de 2013

El camino,Rabindranath Tagore

Allí donde existen los caminos, pierdo mi camino.
En el ancho mar, en lo azul del vasto cielo nadie trazó rutas jamás.
Las alas de los pájaros y su canto, la llamita de las estrellas, las flores en ronda de las
estaciones, ocultan el sendero.
Y he preguntado a mi corazón:

¿Acaso tu sangre, el paso de la sangre, no conoce el camino
invisible?

Rabindranath Tagore

"Fábricas de amor" (fragmento), Juan Gelman

Y construí tu rostro.
Con adivinaciones del amor, construía tu rostro
en los lejanos patios de la infancia.
Albañil con vergüenza,
yo me oculté del mundo para tallar tu imagen,
para darte la voz,
para poner dulzura en tu saliva.
Cuántas veces temblé
apenas si cubierto por la luz del verano
mientras te describía por mi sangre.
Pura mía,
estás hecha de cuántas estaciones
y tu gracia desciende como cuántos crepúsculos.
Cuántas de mis jornadas inventaron tus manos.
Qué infinito de besos contra la soledad
hunde tus pasos en el polvo.
Yo te oficié, te recité por los caminos,
escribí todos tus nombres al fondo de mi sombra,
te hice un sitio en mi lecho,
te amé, estela invisible, noche a noche.
Así fue que cantaron los silencios.
Años y años trabajé para hacerte
antes de oír un solo sonido de tu alma.


Juan Gelman

"Cuando el fruto",D.H. Lawrence


Cuando el fruto maduro cae,
su dulzura destila y permea las venas de la tierra.

Cuando muere la gente en plenitud
el aceite esencial de su experiencia entra
a las venas del viviente espacio, y agrega un destello
al átomo, al cuerpo inmortal del caos.

Porque el espacio está vivo
y se agita como un cisne
cuyas plumas relumbran
sedosas con el aceite esencial de la experiencia.

D.H. Lawrence

domingo, 11 de agosto de 2013


"...Se necesita tener el alma larval de un ser-planta para alojarse en ellas (casas-edificios). Han dosado la luz y el calor, han condicionado el aire y la electricidad.
¿Para qué? Para vivir de perfil en sucuchos, para tropezar con la propia sombra a cada paso, para romperse la
nariz en las aristas. La iniquidad mercenaria de la sociedad actual pareciera engolosinada en la destrucción sistemática de los valores substanciales del mundo ¿ Por qué no abrirle cancha en vez de comprimirlo? Conmigo no
cuente, pues, para esas patrañas. Mi cosmos personal reclama todas la
maravillas apetecibles de la variedad..."

Juan Filloy

“Las lágrimas –recordaba Amiel – expresan indistintamente la alegría o la tristeza. Son el símbolo de la impotencia del alma para contener su emoción y quedar dueña de sí misma (…) Se puede adivinar el porqué de una lágrima y encontrar que es muy delicado decir ese porqué.(…) Lo que no podemos, no sabemos ni queremos decir; lo que rehusamos confesar a nosotros mismos; los deseos confusos, las penas secretas, los pesares ahogados, las resistencias sordas, los recuerdos imborrables, las emociones combatidas; las tribulaciones ocultas, los temores supersticiosos, los sufrimientos vagos, los presentimientos inquietos, las quimeras contrariadas; los martirios afligidos a nuestro ideal, las languideces no calmadas, las esperanzas vanas…”

JUANA DE IBARBOUROU

Edward Hopper,Two Rooms by the Sea



Edward Hopper,Two Rooms by the Sea

Bertolt Brecht ,"Satisfacciones"



" La primera mirada por la ventana al despertarse 
el viejo libro vuelto a encontrar 
los rostros entusiasmados 
nieve, el cambio de las estaciones 
el periódico, un perro, la dialéctica 
bañarse, nadar, música antigua 
zapatos cómodos, comprender, música nueva 
Escribir, plantar, viajar, cantar y ser amable. "

Bertolt Brecht

Si logro salvar un corazón de romperse,
no viviré en vano;
si logro borrar de una vida el dolor,
o enfriar una herida
o ayudar a un esfumado petirrojo
a regresar a su nido de nuevo,
no viviré en vano.



Emily Dickinson


La poesía
siembra ojos en las páginas
siembra palabras en los ojos.
Los ojos hablan
las palabras miran,
las miradas piensan.
Oír
los pensamientos,
ver
lo que decimos
tocar
el cuerpo
de la idea.
Los ojos
se cierran
Las palabras se abren.



Octavio Paz

"Cosas de dragones",Gustavo Roldán


Los dragones aman las cosas inútiles. Sienten una especial ternura por todo lo que no sirve para nada. Y una secreta admiración. Si las cosas inútiles están ahí, algún mérito deben tener.
Como las hojas secas. En especial las hojas secas que tienen un agujero para mirar y descubrir lo que antes no se había visto. No es que las cosas no estuvieran, pero miradas a través del agujero de una hoja seca son otras cosas. Por eso los dragones esperan el otoño con entusiasmo. Saben que va a ser una época de descubrimientos.
También los entusiasma encontrar una piedra redonda, una piedra pulida de esas que aparecen a la orilla del río y que vaya a saber qué tiempo llevan rodando para encontrar la forma perfecta.
Los dragones las tocan suavemente, como si fuesen el frágil huevo de un pájaro, las acarician y piensan. Tratan de imaginar el recorrido de esa piedra, desde su primer día en el tiempo y la distancia, hasta llegar en ese momento a la orilla del río para que un dragón la encuentre, la alce, y la acaricie con ternura.


Gustavo Roldán

"Las patrias",Mario Paoletti


Los cuadernos rayados marca Rivadavia
Las mesitas de mármol de Las Cuartetas
Los colores rojo y negro de cierto club de barrio
Una sala de teatro, vacía
El olor a tinta de imprenta
La inesperada amabilidad de un desconocido
El mar cada vez que vuelvo a verlo
El recuerdo de una boca con sabor a anís
El frescor de la adobe en el calor de la siesta
Los delantales de mamá
Aquellos libros que nos dejaban soñando
Las mañanas de domingo con diarios en la cama
Un techo de zinc sobre el que bate la lluvia.

Mario Paoletti

"Movimiento",Octavio Paz


MOVIMIENTO

Si tú eres la yegua de ámbar
 yo soy el camino de sangre
Si tú eres la primer nevada
yo soy el que enciende el brasero del alba
Si tú eres la torre de la noche
yo soy el clavo ardiendo en tu frente
Si tú eres la marea matutina
yo soy el grito del primer pájaro
Si tú eres la cesta de naranjas
yo soy el cuchillo de sol
Si tú eres el altar de piedra
yo soy la mano sacrílega
Si tú eres la tierra acostada
yo soy la caña verde
Si tú eres el salto del viento
yo soy el fuego enterrado
Si tú eres la boca del agua
yo soy la boca del musgo
Si tú eres el bosque de las nubes
yo soy el hacha que las parte
Si tú eres la ciudad profanada
yo soy la lluvia de consagración
Si tú eres la montaña amarilla
yo soy los brazos rojos del liquen
Si tú eres el sol que se levanta
yo soy el camino de sangre.