jueves, 31 de diciembre de 2015


Revelación

Salgo por estas calles de extramuros
a respirar un aire de manzanas.
La tarde está vestida de noviembre
y habla un idioma como de guitarras.
Saben las rosas de mi atrevimiento
y el duelo que les causo se lo callan.
—¡Ah, ya sabrás lo que es sangrarse
[en rosas
dice un zorzal herido entre las ramas.
Juega un verso en la punta de los dedos
y envuelto en espirales de fragancias 
bebe la luz de la primera estrella,
ríe con el clavel de una ventana,
y dice las albricias al poeta
que se encontró en suburbios de añoranzas.
¿Poeta? ¿Es esta luna sobre el río?
¿Es esta amable claridad de acacias?
¿Es esta calleja de villorio humilde?
¿Esta encendida tarde de chicharras?
¿O ese pájaro oculto que me nombra?
¿O este aire de noviembre y de muchacha?
—El verso es mío, doña Margarita.
Llevo bajo mi blusa una calandria;
estoy lleno de nidos como un árbol
y es todo flor de horizonte de agua!
Y doña Margarita se sonríe
—¡Dios te dé juicio!, me bendice y pasa,
pasa sin comprender lo que yo tengo:
la rosa con su miel y su fragancia,
la tarde con su rosa y su agonía
y rosa y tarde con sus cuatro llagas.
Se hace la noche alrededor del río
y alrededor de los primeros talas.
Cri-cri de los grillos dicen en las sombras
ausencias de viuditas y tacuaras.
Me duelen puntas de lucero en toda
la carne vegetal que se me aclara
y en donde corre sangre de amapolas
cuando las amapolas se desangran.
Viene enredando silbos en el aire
Tubalcaín Herrera hacia las casas;
conozco su silbido desde lejos
como su andar por esta calle larga.
—Tubalcaín, estoy de nacimiento.
¿Sabes que me ha nacido una calandria
que palpita en mi pecho con el ritmo 
que suelen palpitar en tu guitarra?
...Pero él sueña quizás con otros ojos
y en un busto acodado en la ventana
y, sin oír mi voz, sigue silbando
una como canción de serenata.
Se vuelca el cielo como en una copa
en mi niñez entristecida y casta:
gozo lo azul que me florece en los astros
y me reserva el chororó del alba.
Barón, el viejo solitario, viene
con sus embrujamientos en las barbas;
algo descubre en mis pupilas y algo
en ese andar sonámbulo de infancia.
—Barón, el verso es mío, ya lo tengo
como la herida de una puñalada.
...Pero Barón no escucha sino el paso
de una muerte con nudo y sin almohadas,
y apenas si me ve.
—Muchacho, es tarde
para andar solo.
Me amonesta y pasa,
pasa sin comprender que como él sufro
embrujamiento de clavel y llamas.
Es tarde, si. La sombra no me asusta.
Soy un tallo de luz desde las plantas;
Levo un signo de Dios sobre la frente.
Hago un camino de celeste gracia.
Y este retorno a la caricia es dulce,
dulce como el paredón con que me aguardan.
—Mamá, la tarde no se fue este día
como otras tardes sin dejarme nada.
Mira la nube rosa de mi frente,
toca el nido de pipia en mi garganta,
pulsa el agua de arroyo en mis muñecas,
ponte a escuchar mi corazón que canta.
¿No es ésta la alegría que se oculta
en mis raíces y que te desgaja?
...Pero mamá, que me creó en sus sueños
y me dio forma en su panal de entrañas,
sin que se lo dijera lo sabía,
si, lo sabía pero callaba.
Tengo sus manos y sus ojos tristes,
y su boca en mi frente y su plegaria:
—¿No te bastó, Señor, mi sufrimiento
para que él sufra por mis cuatro llagas?

Gaspar L. Benavento (1902, Victoria, Entre Ríos - Buenos Aires, 1963)
Libro: La de las siete colinas, 1946.


Y además
mi corazón
tiene la culpa
porque nació
tan tibio y sorprendido
y yo también un poco
y este cielo
y estas mañanas libres
y estas calles
por donde el aire estalla
y este gran infierno de los hombres
tiene la culpa
Pero
sobre todo
mi corazón
que no me deja
mi corazón
que me derrama y me pierde
La culpa es mía
la traigo desde lejos
pero qué puedo hacer sino vivir así
y andar a cada rato
con un dolor y un sueño
custodiándome
Qué puedo hacer
si el corazón
me vino enorme
y tiembla
por cada soplo liviano
qué puedo hacer sino abrazarlo
o cuanto más echarlo al aire

Hugo Gola


De "El paseante libros"

domingo, 27 de diciembre de 2015


¿DÓNDE?

¿Me extravié en la fiebre?
¿Detrás de las sonrisas?
¿Entre los alfileres?
¿En la duda?
¿En el rezo?
¿En medio de la herrumbre?
¿Asombrado a la angustia,
al engaño,
a lo verde?
No estaba junto al llanto,
junto a lo despiadado,
por encima del asco,
adherido a la ausencia,
mezclado a la ceniza,
al horror,
al delirio.
No estaba con mi sombra,
no estaba con mis gestos,
más allá de las normas,
más allá del misterio,
en el fondo del sueño,
del eco,
del olvido.
No estaba.
¡Estoy seguro!
No estaba.
Me he perdido.

Oliverio Girondo

miércoles, 23 de diciembre de 2015


22

El gesto de la mano
cuando intenta escribir
crea a veces el pensar,
crea la imagen
que después mueve la mano.

Un gesto también crea el amor,
que después crea otros gestos
y algo más que hay debajo.

El autónomo idioma de los gestos
parece un calculado azar
para despertar las latentes esperas
que habitan en el fondo de todo.

También el árbol es un lenguaje de gestos
donde se unen el azar y la complicidad del árbol
para que caiga una hoja.

Roberto Juarroz 

II

Para la libertad sangro, lucho, pervivo.
Para la libertad, mis ojos y mis manos,
como un árbol carnal, generoso y cautivo,
doy a los cirujanos.

Para la libertad siento más corazones
que arenas en mi pecho: dan espumas mis venas,
y entro en los hospitales, y entro en los algodones
como en las azucenas.

Para la libertad me desprendo a balazos
de los que han revolcado su estatua por el lodo.
Y me desprendo a golpes de mis pies, de mis brazos,
de mi casa, de todo.

Porque donde unas cuencas vacías amanezcan,
ella pondrá dos piedras de futura mirada
y hará que nuevos brazos y nuevas piernas crezcan
en la carne talada.

Retoñarán aladas de savia sin otoño
reliquias de mi cuerpo que pierdo en cada herida.
Porque soy como el árbol talado, que retoño:
porque aún tengo la vida.

Miguel Hernández


El herido (fragmento) 

Paisaje en el recuerdo

Se ahoga en el canal la voz del río
y el agua que cantaba suena ahora,
a la luz indecisa de la hora,
un paisaje sin voz, yerto de frío.
En finísima nube de rocío
la pereza del agua se evapora,
y mojando la atmósfera, colora
de un tenue violeta el praderío.
El paisaje en la niebla sepultado,
dudando entre lo real y lo soñado,
un mensaje nos trae en cada cosa.
Y tan alto y tan hondo lo sentimos
que acude la palabra temblorosa
sólo por recordarnos que vivimos.

Lucía Sánchez Saornil

jueves, 17 de diciembre de 2015


Cansancio

Cansado.
¡Sí!
Cansado
de usar un solo bazo,
dos labios,
veinte dedos,
no sé cuántas palabras,
no sé cuántos recuerdos,
grisáceos,
fragmentarios.
Cansado,
muy cansado
de este frío esqueleto,
tan púdico,
tan casto,
que cuando se desnude
no sabré si es el mismo
que usé mientras vivía.
Cansado.
¡Sí!
Cansado
por carecer de antenas,
de un ojo en cada omóplato
y de una cola auténtica,
alegre,
desatada,
y no este rabo hipócrita,
degenerado,
enano.
Cansado,
sobre todo,
de estar siempre conmigo,
de hallarme cada día,
cuando termina el sueño,
allí, donde me encuentre,
con las mismas narices
y con las mismas piernas;
como si no deseara
esperar la rompiente con un cutis de playa,
ofrecer, al rocío, dos senos de magnolia,
acariciar la tierra con un vientre de oruga,
y vivir, unos meses, adentro de una piedra.

Oliverio Girondo




María Ruth Fischer

De la página "Lectores del Paraná

Lluvia

Todo el día mi alma hoy estará suspensa
de la voz del agua,
como en un sueño
mojado.
La voz del agua
dulcemente cierra el mundo!
¡La voz del agua!
Todo el día seré un niño
que se está durmiendo.
La vida será sólo
una voz querida.

Juan L. Ortiz 

martes, 15 de diciembre de 2015


ARMONÍA

Oye cómo se aman los tigres
y se llena la selva con sus hondos jadeos
y se rompe la noche con sus fieros relámpagos.
Mira cómo giran los astros en la eterna
danza de la armonía y su silencio
se puebla de susurros vegetales.
Huele la espesa miel que destilan los árboles,
la leche oscura que sus hojas exudan.
El universo entero se trenza y se destrenza
en infinitas cópulas secretas.
Sabias geometrías entrelazan las formas
de dulces caracoles y de ingratas serpientes.
En el mar hay un canto de sirenas.
Toca mi piel
temblorosa de ti y expuesta a las espinas,
antes que el ritmo de mi sangre calle,
antes de que regrese al agua y a la tierra.

Piedad Bonnet

jueves, 10 de diciembre de 2015


...aquí
en esta fruta
el paraíso
en este
cielo
alto y vacío
en esta tarde
de pasos
inciertos
de fresnos
y olmos
despojados
aquí
aquí
“dejemos hablar
al viento”
lo dijo Pound
“ese es el paraíso”.
ese viento
que pasa
a tu costado
ese pájaro
que vuela
allá arriba
esa hoja
que gira
y cae
sobre la tierra
lisa
ese vino
fragante
ofrecido
ahora
este tiempo
fugaz
que se deshace
paraíso paraíso
paraíso

Hugo Gola

TAREA ESCOLAR

Dos y dos son cuatro
Cuatro y cuatro ocho
Ocho y ocho dieciséis…
¡Repitan! Dice el maestro
Dos y dos son cuatro
Cuatro y cuatro ocho
Ocho y ocho dieciséis.
Pero el pájaro lira
Pasa por el cielo
El niño lo ve
El niño lo oye
El niño lo llama:
¡Sálvame
Juega conmigo
Pajarito!
Entonces el pájaro desciende
Y juega con el niño.
Dos y dos son cuatro…
¡Repitan! Dice el maestro
Y el niño juega
El pájaro juega con él…
Cuatro y cuatro ocho
Ocho y ocho dieciséis
Y dieciséis y dieciséis, ¿cuánto es?
Dieciséis y dieciséis son nada
Y mucho menos 
De ninguna manera
Treinta y dos
Y sigue la ronda.
El niño ha escondido al pájaro
En su pupitre
Y todos los niños 
escuchan su canto
y todos los niños
escuchan su música
y ocho y ocho desfilan a su vez
y cuatro y cuatro y dos y dos
desfilan a su vez
y uno y uno desfilan también.
Y el pájaro lira juega
Y el niño canta
Y el profesor grita:
¡Cuándo terminarán de hacer payasadas!
Pero los demás niños
Escuchan la música
Y las paredes de la clase
Se desploman tranquilamente.
Y los vidrios vuelven a ser arena
La tinta vuelve a ser agua
Los pupitres vuelven a ser árboles
La tiza vuelve a ser acantilado
Y el portaplumas vuelve a ser pájaro.

Jacques Prévert

miércoles, 9 de diciembre de 2015


EL POETA PIDE A SU AMOR QUE LE ESCRIBA

Amor de mis entrañas, viva muerte, 
en vano espero tu palabra escrita 
y pienso, con la flor que se marchita, 
que si vivo sin mí quiero perderte.

El aire es inmortal. La piedra inerte 
ni conoce la sombra ni la evita. 
Corazón interior no necesita 
la miel helada que la luna vierte.

Pero yo te sufrí. Rasgué mis venas, 
tigre y paloma, sobre tu cintura 
en duelo de mordiscos y azucenas.

Llena pues de palabras mi locura 
o déjame vivir en mi serena 
noche del alma para siempre oscura.

Federico García Lorca

lunes, 7 de diciembre de 2015


Espacio, espacio, yo quiero, mucho espacio
para moverme herida:
quiero espacio para cantar, crecer
errar y saltar al foso
de la divina sabiduría.
Espacio, denme espacio
para que yo lance un aullido inhumano.

Alda Merini

domingo, 6 de diciembre de 2015



Era

Era el tiempo del brote
tierno, jugoso, tibio;
era el amanecer
confuso y presentido;
eras tú, con los ojos
acuosos de esperanzas
madurando el encuentro, 
refrenando las ansias.
...Y era yo, plena y honda,
descargando en el viento
el grito de tu nombre
rodeado de silencio
era la tierra nueva
pura y en libertad
despidiendo su aroma
era el tiempo de dar.
Pero noviembre, entonces
era por los caminos
y su flor derramada
borró el tuyo y el mío...

María Ruth Fischer,texto extraído de su poemario Comarca Nodriza.


jueves, 3 de diciembre de 2015


Arroja el espacio que abarquen 
tus brazos hacia los espacios que respiramos; quizá 
los pájaros sientan el aire ensanchado con un vuelo más íntimo.
Sí, las primaveras de veras te necesitaban. Varias 
estrellas te pedían que las rastrearas. Se alzaba 
en el pasado una ola hacia ti, o cuando pasabas 
por una ventana abierta, se te entregaba un violín. 
Todo esto era una misión

Rainer Maria Rilke de “Las Elegías de Duíno” 1922
Versión de Jaime Ferrero Alemparte