lunes, 30 de noviembre de 2015


XXXVI

¡Y hay poetas que son artistas
Y trabajan en sus versos
Como un carpintero en las tablas!..
¡Qué triste no saber florecer!
¡Tener que poner verso sobre verso, como quien
construye un muro,
Y ver si está bien, y sacar si no está!...
Cuando la única casa cierta es toda la Tierra
Que varía y está siempre buena y es siempre la misma.
Pienso en esto, no como quien piensa sino como
quien no piensa,
Y miro las flores y sonrío...
No sé si ellas me comprenden
Ni si yo las comprendo a ellas,
Pero sé que la verdad está en ellas y en mí,
Y en nuestra común divinidad
De dejarnos ir y vivir por la Tierra
Y llevar en brazos por las Estaciones contentas
Y dejar que el viento cante para adormecernos,
Aflojando, y sin sueños en nuestro sueño.

Fernando Pessoa

El mundo de los demás

El mundo es como aparece 
ante mis cinco sentidos, 
y ante los tuyos que son 
las orillas de los míos.
El mundo de los demás 
no es el nuestro: no es el mismo.
Imágenes de la vida: 
cada vez las recibimos, 
nos reciben entregados 
más unidamente a un ritmo.
Pero las cosas se forman 
con nuestros propios delirios.
Ciegos para los demás, 
oscuros, siempre remisos, 
miramos siempre hacia adentro, 
vemos desde lo más íntimo.
Trabajo y amor me cuesta 
conmigo así, ver contigo: 
aparecer, como el agua 
con la arena, siempre unidos.
Nadie me verá del todo 
ni es nadie como lo miro.
Somos algo más que vemos, 
algo menos que inquirimos. 
Algún suceso de todos 
pasa desapercibido.
Nadie nos ha visto. A nadie 
ciegos de ver, hemos visto.
Ciegos para los demás, 
oscuros, siempre remisos, 
miramos siempre hacia adentro, 
vemos desde lo más íntimo.

Miguel Hernández

sábado, 28 de noviembre de 2015




Tulips, 1937. Eva Besnyö



Lejanía

Mi ser henchido de barcos blancos.

Mi ser reventando sentires.

Toda yo bajo las reminiscencias de tus ojos.

Quiero destruir la picazón de tus pestañas.

Quiero rehuir la inquietud de tus labios.

Porqué tu visión fantasmagórica redondea los cálices de estas horas?

Alejandra Pizarnik


Nostalgia

Ahora estoy de regreso.
Llevé lo que la ola, para romperse, lleva
-sal, espuma y estruendo-,
y toqué con mis manos una criatura viva;
el silencio.

Heme aquí suspirando
como el que ama y se acuerda y está lejos.

Rosario Castellanos


Nocturno

Me tendí, como el llano, para que aullara el viento.
Y fui una noche entera
ámbito de su furia y su lamento.

¡Ah! ¿quién conoce esclavitud igual
ni más terrible dueño?

En mi aridez, aquí, llevo la marca
de su pie sin regreso.

Rosario Castellanos


...No soy de los que exprimen
su corazón en un lugar violento.
Soy de los que atestiguan
la belleza y la muerte de la rosa...

Rosario Castellanos



Georgia O'Keeffe




Desamor

Me vio como se mira al través de un cristal
o del aire
o de nada.

Y entonces supe: yo no estaba allí
ni en ninguna otra parte
ni había estado nunca ni estaría.

Y fui como el que muere en la epidemia,
sin identificar, y es arrojado
a la fosa común.

Rosario Castellanos

jueves, 26 de noviembre de 2015


Que el pasado se hunda en la nada
¡Qué nos importa el ayer!
Queremos escribir de nuevo
la palabra mujer.

(Himno de Mujeres Libres)

Lucía Sánchez Saornil






No te apiades de mí porque tropieza
la luz en los umbrales del ocaso,
no te apiades de mí por la belleza
que el tiempo quita al campo con su paso.

No te apiades por la luna menguante,
ni por la bajamar enarenada,
ni por el fuego que dura un instante,
ni por el desamor de tu mirada.

Siempre supe que es el amor apenas
una flor en el viento, mal presagio,
unas olas que invaden las arenas
y desguazan los restos de un naufragio.

Apiádate de mí porque no cabe
dentro del corazón lo que se sabe.

Edna St. Vincent Millay




Si puedo dejarte ir como los árboles dejan
Ir a sus hojas, tan fácil, una por una;
Si llego a saber lo que ellos saben,
Que la caída es sosiego, es consumación,
Entonces el miedo al tiempo y a la fruta incierta
No turbará los grandes cielos lúcidos,
Este otoño tan raro, apacible y sutil.
Si puedo enfrentar lo oscuro con los ojos abiertos,
Llamarlo estacional en vez de extraño o cruel
(Porque incluso el amor requiere un tiempo de sueño),
Y, ante el cambio, quedarme quieta como un árbol
Perder lo que pierda para guardar lo que pueda,
Con la raíz sólida, viva bajo la nieve
El amor permanecerá – si puedo dejarte ir

May Sarton



martes, 24 de noviembre de 2015


Esperé ser la anfitriona elemental...

Esperé ser la anfitriona elemental
de una estructura no corrompida
ofrecer entregas y apuestas
abandonar mi ciudad sin la sombra de la sal
ni de su adiós y memoria viva
ahora soy dueña de un sistema de condenas y salvaciones
de aceptaciones y rechazos
de una lista de buenos trabajos
de un lejano sabor a vida
de una única forma de limpiarme
en soledad

Juana Bignozzi

La poesía cruza la tierra sola,
apoya su voz en el dolor del mundo
y nada pide
—ni siquiera palabras.
...Llega de lejos y sin hora, nunca avisa;
tiene la llave de la puerta.
Al entrar siempre se detiene a mirarnos.
Después abre su mano y nos entrega
una flor o un guijarro, algo secreto,
pero tan intenso que el corazón palpita
demasiado veloz.
Y despertamos.

Eugenio Montejo

domingo, 22 de noviembre de 2015


Retorna de la tierra
la violeta.
Un secreto de agua y de raíces
del oscuro y muy claro origen de las cosas
se presiente en su aroma.

Edith Vera


Una vez que se ha pronunciado
la palabra amapola
hay que dejar pasar algo de tiempo
para que se recompongan
el aire
y nuestro corazón.

Edith Vera



¿Vamos a recoger hierbas por el mundo?
Haremos un herbario con hojas y flores,
aún con aquellas que parecen
un murmullo apagado en la arena.
¡Qué bello será tener praderas,
pueblos, montañas, islas,
el silencio de una almendra caída
y el silbido de vientos lejanos
descansando
en el cálido abrigo de la falda!

Edith Vera




Señor gerente general:
¿Qué sabe usted de la mariposa?
¿Qué sabe del río y la sombra armoniosa,
sutil del sauce, llorando sobre el agua?
¡Un cero en poesía señor gerente general
graduado en tanto por ciento mensual!
¿Qué sabe usted de la nube nacarada
del cielo sonrosado, y de regalar imágenes
a novia enamorada?
¿Vio al zorzal peleando a un toro
de oro?
¿Vio sonreír la flor
por amor?
¿Oyó llorar a la paloma
de dolor?
Venga señor gerente general:
¿Oyó hablar de la música sin pentágono
y de violines en el viento?
Límpiese el alma del dinero
de sus amos,
líbrese de la tontería de ser gerente general.
¡Un cero en poesía
un uno en vida hermosa
y el repudio del clavel
y los desaires de una rosa...

Gastón Gori

jueves, 19 de noviembre de 2015


LA VIDA SENCILLA

Llamar al pan el pan y que aparezca
sobre el mantel el pan de cada día;
darle al sudor lo suyo y darle al sueño 
y al breve paraíso y al infierno 
y al cuerpo y al minuto lo que piden; 
reír como el mar ríe, el viento ríe, 
sin que la risa suene a vidrios rotos; 
beber y en la embriaguez asir la vida, 
bailar el baile sin perder el paso, 
tocar la mano de un desconocido 
en un día de piedra y agonía 
y que esa mano tenga la firmeza 
que no tuvo la mano del amigo; 
probar la soledad sin que el vinagre 
haga torcer mi boca, ni repita 
mis muecas el espejo, ni el silencio
se erice con los dientes que rechinan: 
estas cuatro paredes —papel, yeso, 
alfombra rala y foco amarillento— 
no son aún el prometido infierno; 
que no me duela más aquel deseo, 
helado por el miedo, llaga fría, 
quemadura de labios no besados: 
el agua clara nunca se detiene 
y hay frutas que se caen de maduras; 
saber partir el pan y repartirlo, 
el pan de una verdad común a todos, 
verdad de pan que a todos nos sustenta, 
por cuya levadura soy un hombre, 
un semejante entre mis semejantes; 
pelear por la vida de los vivos, 
dar la vida a los vivos, a la vida, 
y enterrar a los muertos y olvidarlos 
como la tierra los olvida: en frutos... 
Y que a la hora de mi muerte logre 
morir como los hombres y me alcance 
el perdón y la vida perdurable 
del polvo, de los frutos, y del polvo.

Octavio Paz

MARIPOSA DE OTOÑO

LA mariposa volotea
y arde —con el sol— a veces.

Mancha volante y llamarada, 
ahora se queda parada 
sobre una hoja que la mece.

Me decían: —No tienes nada.
No estás enfermo. Te parece.

Yo tampoco decía nada.
Y pasó el tiempo de las mieses.

Hoy una mano de congoja
llena de otoño el horizonte.
Y hasta de mi alma caen hojas.

Me decían: —No tienes nada.
No estás enfermo. Te parece.

Era la hora de las espigas. 
El sol, ahora, 
convalece.

Todo se va en la vida, amigos.
Se va o perece.

Se va la mano que te induce. 
Se va o perece.

Se va la rosa que desates.
También la boca que te bese.

El agua, la sombra y el vaso.
Se va o perece.

Pasó la hora de las espigas.
El sol, ahora, convalece.

Su lengua tibia me rodea.
También me dice: —Te parece.

La mariposa volotea,
revolotea,
y desaparece.

Pablo Neruda

domingo, 15 de noviembre de 2015


CÍRCULO

Niña de las historias melancólicas, niña, 
niña de las novelas, niña de las tonadas 
tienes un gesto inmóvil de estampa de provincia
en el agua de otoño de la cara perdida 
y en los serios cabellos goteados de dramas. 
Estás sobre mi vida de piedra y hierro ardiente
como la eternidad encima de los muertos, 
recuerdo que viniste y has existido siempre, 
mujer, mi mujer mía, conjunto de mujeres, 
toda la especie humana se lamenta en tus huesos.
Llenas la tierra entera, como un viento rodante, 
y tus cabellos huelen a tonada oceánica,
naranjo de los pueblos terrosos y joviales,
tienes la soledad llena de soledades, 
y tu corazón tiene la forma de una lágrima. 
Semejante a un rebaño de nubes, arrastrando 
la cola inmensa y turbia de lo desconocido, 
tu alma enorme rebasa tus huesos y tus cantos, 
y es lo mismo que un viento terrible y milenario 
encadenado a una matita de suspiros. 
Te pareces a esas cántaras populares, 
tan graciosas y tan modestas de costumbres; 
tu aristocracia inmóvil huele a yuyos rurales,
muchacha del país, florecida de velámenes, 
y la greda morena, triste de aves azules. 
Derivas de mineros y de conquistadores, 
ancha y violenta gente llevó tu sangre extraña, 
y tu abuelo, Domingo de Sánderson, fue un hombre; 
yo los miro y los veo cruzando el horizonte 
con tu actitud futura encima de la espalda. 
Eres la permanencia de las cosas profundas 
y la amada geográfica, llenando el Occidente; 
tus labios y tus pechos son un panal de angustia, 
y tu vientre maduro es un racimo de uvas 
colgado del parrón colosal de la muerte. 
Ay, amiga, mi amiga, tan amiga mi amiga, 
cariñosa lo mismo que el pan del hombre pobre;
naciste tú llorando y sollozó la vida; 
yo te comparo a una cadena de fatigas
hecha para amarrar estrellas en desorden.

Pablo de Rokha

miércoles, 11 de noviembre de 2015


Globalización de la demencia

Es cierto compañero: nos han globalizado en la demencia.
Dicen que estamos locos porque queremos vivir en un país
donde no inventen más deudas por los intereses
del interés de otros intereses,no derramen oscuros
humores de tragedia sobre la luminosa espalada
de los pueblos,ni dejen sometidos a nuestros hijos,
a los hijos de nuestros hijos y así hasta llegar
a generaciones impensadas.
Si,compañero,nos han globalizado en la demencia.
Dicen que estamos locos como quien vuela por el aire
que queremos vivir en un país donde los jueces
parezcan los antiguos curacas con su sabiduría
y midiendo con su vara de mando lo justo de lo justo,
un país donde no integren asociaciones ilícitas
ni los asesinos ocupen los lugares honestos
y los ladrones sean elegidos funcionarios.
Si,compañero,nos han globalizado en la demencia.
Dicen que estamos locos porque queremos vivir,
simplemente vivir,en un país donde cada día
cincuenta y cinco ángeles de la tierra no se nos vayan
cabalgando en los potros del hambre y de la desnutrición
en un desconocido olvido del olvido.
Ay! Esos cincuenta y cinco de cada día que no escucharon jamás
aquel grito de las madres dueñas del sol
y si lo escucharan ahora no lo comprenderían
el grito de:¡A comer!
y la comida estaba en la mesa como un milagro.
Si compañero.Nos han globalizado en la demencia.
Dicen que estamos locos,dicen que vivimos
en utopías sin destino,dicen que pobres hubo siempre,
dicen que somos peligrosos pues esta locura
puede contagiarse,el virus de la justicia
siempre ha sido peligroso.
Y sí,compañero,tienen razón.
Estamos locos,somo utópicos inveterados,
volamos por el aires y somos portadores peligrosos,
difíciles de contener,subversivos porque,
simplemente,queremos vivir en un país.

Hamlet Lima Quintana

martes, 10 de noviembre de 2015


Soneto XXXIV 

Eres hija del mar y prima del orégano, 
nadadora, tu cuerpo es de agua pura, 
cocinera, tu sangre es tierra viva 
y tus costumbres son floridas y terrestres. 
Al agua van tus ojos y levantan las olas, 
a la tierra tus manos y saltan las semillas, 
en agua y tierra tienes propiedades profundas 
que en ti se juntan como las leyes de la greda. 
Náyade, corta tu cuerpo la turquesa 
y luego resurrecto florece en la cocina 
de tal modo que asumes cuanto existe 
y al fin duermes rodeada por mis brazos que apartan 
de la sormbra sombría, para que tú descanses, 
legumbres, algas, hierbas: la espuma de tus sueños.

Pablo Neruda

jueves, 5 de noviembre de 2015


Las rosas

Si tu frescura a veces nos sorprende tanto
dichosa rosa,
es que en ti misma, por dentro,
pétalo contra pétalo, descansas.
Conjunto bien despierto cuyo centro
duerme, mientras se tocan, innumerables,
las ternuras de ese corazón silencioso
que suben hasta la extrema boca.

Rainer Maria Rilke

miércoles, 4 de noviembre de 2015


Le pusieron un grillo a media pierna.
Lo condenaron a vivir a medias.
Le escondieron la paz y la sonrisa.
Le pusieron el pan a media rienda.
Pero él seguía caminando.
Le vendieron la luna cada noche.
Lo fueron lentamente atornillando.
Le tuvieron las manos ocupadas.
Le sumaron la pena y las estafas.
Pero él seguía caminando.
Le pusieron las piedras por delante.
Le taparon la boca, por si acaso.
Le abrieron una herida por la espalda.
Le sumaron olvido a la condena.
Pero él seguía caminando.
De lejos, bien mirado,
cuando ya era horizonte,
se asemejaba al viento,
aunque según parece
él caminaba potente
¡como el Pueblo!

Hamlet Lima Quintana

martes, 3 de noviembre de 2015


Explosión

Si la vida es amor, ¡bendita sea!
¡Quiero más vida para amar! Hoy siento 
Que no valen mil años de la idea
Lo que un minuto azul de sentimiento.

Mi corazón moría triste y lento...
Hoy abre en luz como una flor febea;
¡La vida brota como un mar violento
Donde la mano del amor golpea!

Hoy partió hacia la noche, triste, fría,
Rotas las alas, mi melancolía;
Como una vieja mancha de dolor

En la sombra lejana se deslíe...
¡Mi vida toda canta, besa, ríe!
¡Mi vida toda es una boca en flor!

Delmira Agustini


Si cuarenta mil niños sucumben diariamente
en el purgatorio del hambre y la sed, 
si la tortura de los pobres cuerpos
envilece una a una las almas
y si el poder se ufana de sus cuarentenas
o si los pobres de solemnidad
son cada vez menos solemnes
y más pobres
ya es bastante grave 
que un solo hombre
o una sola mujer
contemplen distraídos
el horizonte neutro.
Pero en cambio
es atroz
si es la humanidad
la que se encoge de hombros

Mario Benedetti