martes, 29 de marzo de 2016


Flor de un día es lo más grande
al pie de lo más pequeño.
Flor de la luz el relámpago,
y flor del instante el tiempo.

Miguel Hernández



Fotografía de Robert Mapplethorpe


lunes, 28 de marzo de 2016


y

esa soledad

suspendida

pequeña

vivísima

desmiente insomnios

la única que puede sostenerme

sobre este instante de lodo

quien cruza la noche lleva un pedazo

del mundo...


Ernesto García López





Refugiados, los nuevos desaparecidos del mundo

Arturo Borra

El poder de borrado mediático es la contrapartida necesaria de su capacidad para construir agendas públicas, esto es, su posibilidad efectiva de establecer asuntos considerados de relevancia colectiva. En el tráfago informativo, el tratamiento dominante de la problemática de los refugiados -que puede interpretarse de forma crítica como nueva crisis de humanidad- no sólo se ha reducido en términos cuantitativos sino que ha perdido buena parte de la relevancia que los medios masivos le asignaron tan sólo seis meses atrás.
El balance de muertos es lapidario: según estimaciones –con márgenes de error significativos-, en 2014 más de 3500 personas han fallecido en su odisea para arribar a Europa, mientras que en 2015 la cifra se eleva a más de 3600 personas . Las escasas estadísticas al respecto apenas dan cuenta de la magnitud del desastre. No sólo porque muchos quedarán sepultados en el cementerio del Mediterráneo sin que nadie pueda atestiguarlo, sino porque tampoco da cuenta de los que logran sobrevivir en condiciones paupérrimas, incluyendo buena parte de los que arriban a Europa (y en 2015 se trata de más de un millón de seres humanos). Lo que es peor: pone en evidencia que la Comisión Europea (CE) no ha tomando las medidas pertinentes para reducir de forma significativa este silencioso holocausto -que contabiliza decenas de miles de muertos anónimos en las últimas dos décadas- ni ha asumido su cuota específica de responsabilidad en la producción de diásporas a gran escala.

La creciente invisibilización de este drama colectivo, ocasionado especialmente por las guerras en Medio Oriente y el Norte de África, es correlativa a la carencia de respuestas aceptables por parte de la CE, incluso si Alemania, a nivel individual, ha acogido en 2015 a poco menos de un millón de personas en condición de solicitantes de asilo. El fracaso absoluto del plan europeo para reasentar a 160.000 solicitantes de asilo (apenas un 3% del total de refugiados sirios), en todo el territorio comunitario, muestra la nula prioridad político-gubernamental ante una realidad sangrante de la que las políticas europeas son co-responsables.

La disminución de la presión colectiva, junto a la agitación del miedo por parte de los discursos eurocéntricos e islamófobos que usan los atentados terroristas como arma arrojadiza, favorecen la postergación indefinida de medidas de acogida a estos colectivos, considerados en el mejor de los casos como objetos de caridad y, en el peor, como material descartable. La postergación de lo impostergable en términos éticos y políticos pone en jaque la credibilidad –ya de por sí erosionada- de la CE en su autoproclamado liderazgo en materia de derechos humanos. Ante la sucesión de decisiones supuestamente fallidas cabe interrogar, sin embargo, si se trata sólo de una gestión deficitaria de una problemática considerada de primer orden o, si por el contrario, se trata más bien de una gestión efectiva de una problemática considerada de baja prioridad. La respuesta es clara: la celeridad con que Europa blinda sus fronteras contrasta con la lentitud para mejorar los accesos a quienes aspiran a solicitar asilo y, lo que no deja de ser más perentorio, no perecer en el intento.

A pesar de la sangría recurrente que sigue produciéndose en el Mediterráneo y de la vergüenza de seguir permitiéndolo, las autoridades europeas todavía no han puesto en marcha ningún programa de salvamento marítimo que evite lo evitable. Como es sabido, agencias como Frontex u otras que la sustituirán, tal como la nueva Guardia Europea de Costas y Fronteras, no tienen como objetivo primario el rescate de personas en situación de emergencia sino la custodia policial de las fronteras externas de Europa.

La conclusión es lamentable: mientras sigue bloqueada la ayuda real a las personas que se desplazan de manera forzosa para preservar sus vidas, quienes lideran el espacio comunitario no dudan en desbloquear partidas destinadas a la “contención” externa de esos desplazamientos (apelando especialmente a países como Turquía) o en tomar nuevas iniciativas securitarias destinadas a proteger el espacio de “libre circulación” de Schengen.

Ninguna declaración bienintencionada puede contrarrestar semejante conclusión como no sea activando una política de asilo europea consistente, de signo diferenciado, elaborada y apoyada por fuerzas políticas emergentes a nivel nacional e internacional. La falta de prioridad que los gobiernos europeos le dan a esta catástrofe social no sólo es una incitación a reflexionar sobre las consecuencias prácticas de este abandono: es un toque de alarma sobre el andamiaje que la CE sigue construyendo de forma tan imperturbable como cínica. Es ese andamiaje el que presagia su propio hundimiento, al menos en la medida en que el bienestar no quede confinado a unas élites desconectadas de las mayorías sociales.

No serán aquellos que deniegan asistencia a esos cientos de miles de personas los que cambiarán esta catástrofe. La contracara del ultraliberalismo del capital –que circula de forma irrestricta a nivel mundial- no es otra que esta forma de totalitarismo que atenaza a sus víctimas, allí donde cada vida importa menos que la custodia del océano donde naufraga.

Ante esta coyuntura histórica -que supone un rédito más político que económico a corto plazo para quienes la propician-, surgen algunas preguntas previsibles. ¿Qué hay del miedo primitivo a ser devorados por “la turba” o del miedo contemporáneo al terrorismo? ¿Qué tipo de ceguera opera cuando se supone que no llegarán a Europa las esquirlas (humanas) de ese polvorín llamado Medio Oriente? Las respuestas son complejas, pero habría que apresurarse a desmontar la lógica misma de las preguntas. El “miedo” no es ante el Otro sino ante la propia derecha europea, ávida de capitalizar cualquier descontento social a partir de un discurso xenófobo y racista. Rechazo sin miedo entonces. El otro que sobrevive a duras penas no da miedo ante todo porque está inerme. Literalmente. Por tanto, lo que atemoriza a la amplia mayoría de los gobiernos europeos es la impugnación de sus partidos aliados, la rebelión en sus filas y la pérdida de apoyo del establishment mediático, comprometidos como están con un proyecto político neoconservador que ni siquiera aboga por rescatar a sus conciudadanos.

La “turba”, por lo demás, no sólo no naufraga: está a varias bandas, en diferentes trincheras, alineada a los señores de la guerra, comenzando por las grandes potencias coloniales o sus aliados estratégicos de Medio Oriente, comenzando por Arabia Saudí. No sólo no hay razones suficientes para suponer que el terrorismo (yihadista) es una amenaza meramente externa, sino que en cualquier caso no hay ninguna prueba de que el camino elegido para arribar a Europa sea la de la zozobra del océano o las penurias del éxodo. Por el contrario, cuando se trata efectivamente de “extranjeros” y no de “nacionales”, cabe suponer que disponen de medios considerablemente más eficaces para “filtrarse” en Europa. Incluso si no cabe al respecto ninguna ingenuidad, los mismos mecanismos selectivos previstos para reasentar y atender las solicitudes de asilo resultan suficientes para conjurar el fantasma terrorista que algunos discursos pretenden soldar a esta masa ingente de refugiados.

Por otra parte, resulta inverosímil suponer que los miembros de la CE son “ciegos” ante una suerte de “retorno de lo reprimido” que, imprevisiblemente, puede aparecer bajo diferentes rostros de lo terrible. Los tibios intentos de responder a la cuestión -que apuntan a descomprimir semejante situación explosiva- se topan así con los compromisos en los que de facto estos miembros se han embarcado. La misma preocupación por blindar sus fronteras y la institucionalización del estado policial –bajo la forma de «estado de seguridad»- ya es indicativa de esta anticipación que opera, ante todo, como incremento del control policial sobre la ciudadanía.

En suma, la CE está entrampada en su giro hacia la derecha. Cualquier intento de desbloquear la crisis de refugiados choca, ante todo, con el muro blanco que sus estados miembro han levantado junto a sus “socios de gobierno”. No se trata, así, de ceguera ante una situación que podría volverse contra sí como un boomerang, sino de falta de voluntad política. Es la actual correlación de fuerzas políticas lo que determina este bloqueo, reforzado por la posición minoritaria de la izquierda parlamentaria europea y una presión colectiva tan esporádica como insuficiente. Sólo un cambio significativo en esa correlación de fuerzas podría no tanto acelerar la “gestión de la crisis” como dar lugar a otras políticas de asilo -mucho más acordes al respeto incondicional de los derechos humanos fundamentales, independientemente a la etnia, género, nacionalidad o grupo social. En términos más generales, intentar detener los desplazamientos poblacionales sin apostar por una transformación estructural de las condiciones socioeconómicas, políticas y militares que los producen (comenzando por las guerras o las hambrunas) es, cuando mínimo, una forma de evadir cualquier tentativa de solución duradera.

Mientras la CE se hunde en su propia trampa, los refugiados –esos nuevos desaparecidos del siglo XXI- seguirán recorriendo Europa como un fantasma que recuerda la ignominia de los vivos.

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=207595

Imágenes de los campos de refugiados de Idomeni (Grecia) y Calais (Francia):






                                             

viernes, 25 de marzo de 2016


"No sé si tiene sentido pero me digo cada vez: contá la historia de la gente como si cantaras en medio de un camino, despojate de toda pretensión y cantá, simplemente cantá con todo tu corazón: que nadie recuerde tu nombre sino esa vieja y sencilla historia".

Haroldo Conti





martes, 22 de marzo de 2016



«Quien ha visto la esperanza, no la olvida. La busca bajo todos los cielos y entre
todos los hombres. Y sueña que un día va a encontrarla de nuevo, no sabe dónde,
acaso entre los suyos. En cada hombre late la posibilidad de ser o, más exactamente,
de volver a ser, otro hombre».

Octavio Paz, El laberinto de la soledad


Escribo en el olvido...

escribo en el olvido
en cada fuego de la noche
cada rostro de ti

hay una piedra entonces
donde te acuesto mía
ninguno la conoce

he fundado pueblos en tu dulzura
he sufrido esas cosas

eres fuera de mí
me perteneces extranjera

Juan Gelman



lunes, 21 de marzo de 2016



Y enseguida anochece 

Cada uno está solo sobre el corazón de la tierra,
traspasado por un rayo de sol:
y enseguida anochece.

Salvatore Quasimodo

MAIZAL

Desde un maíz nació una hoja
y desde allí nació el maizal;
otro maíz guardó un silencio
en su casita de cristal.

Desde un maíz nació una llama
con un reflejo de metal,
y era el candil de una palabra
que aún no podemos pronunciar.

Junto al maíz que está callado
rondan las ganas de cantar;
hojas de sol lo están cuidando
para que pueda madurar.

Desde el maíz nazca una hoja,
desde la hoja una verdad;
desde la sombra de otras hojas
nazca otra vez la libertad.

María Cristina Ramos





La esperanza es el ser con plumas
 que anida en el alma,
y canta una melodía sin palabras,
y nunca concluye del todo,
y la canción más dulce en ráfagas
 /se oye;
pues debe estar molesta la tormenta
que logra abatir al pájaro
que nos mantenía cálidos.
La escuché en la gélida tierra,
y en el más extraño mar;
aunque, jamás, en los confines
pidió una astilla de mí. 

Emily Dickinson

Traducción de María Isabel Calo

Aquel patio

salvaguardaba cantos.

Era un patio celeste

iluminado

por la maga floración de la bignonia,

era un patio fraterno

un epicentro

de sueños,

tenía algo de siembra

y de verano.

Aquel patio

era eterno.

Ahora, aunque vivo

es fábula en mi canto.

Gastón Gori




domingo, 20 de marzo de 2016


Teoría del big-bang

Ahora mismo,
en algún lugar del planeta,
alguien estará amando a alguien.
Con fulminante ternura, con rabiosa hambre,
dándose la salud
en esa confianza.
Se amarán con esa verdad
que sólo el tiempo descubre
en su tamaño.

En ese amor se expande el universo.

Yo viví algunas de sus explosiones.

La naturaleza permite, en su exigüedad,
engañarnos
la revelación de traspasar al otro,
como si de verdad nos volviéramos
parte de un mismo animal agradecido.
Pero los sentidos esconden lo fundamental.
Con el amor progresa el desorden
más hermoso,
los cuerpos apenas pueden contenerse
en su alegría sencilla
de crecer
hasta difuminarse,
libres de las peores de sus miserias,
emancipados también del otro.

Los amantes no se hacen uno.
Se multiplican, mejores, a sí mismos.

Esa libertad que a tantos asusta
me llama con tu nombre.

Manuel J. Ruiz Torres, de El inicio del mundo (ed. Renacimiento, 2011).

Ardimos juntas

Nos quemaron por miedo a nuestros ojos,
a la Verdad punzante que trepaba
por muslos, senos, vientres y caderas.
Ardimos juntas,
de todo padre huérfanas,
aullando de libertad a plena luna.
Y ni en el último instante,
cuando un dolor atroz
nos quemaba las sienes,
dudamos del poder de nuestras bocas.
Fuimos brujas.
Engendramos los verbos insurgentes
y bailamos sin música ni oídos.
Removimos mejunjes que podían
devolvernos la voz, los pies, las alas.

Y ellos, 
postrados ante sus cruces milenarias,
temblaron.
Vestidos con sus túnicas de jueces,
temblaron.
Subidos a sus púlpitos de mármol,
temblaron.
Sobre nuestros cuerpos desnudos,
al forzarnos,
temblaron.
El miedo, que rompe todo cuanto encuentra,
atravesó sus huesos
duros como rocas
y no cedió hasta que fuimos ceniza,
polvo, ascua.

Fuimos brujas. Amantes. Compañeras.
Y ardimos juntas, mientras ellos temblaban.

Olalla Castro, de La vida en los ramajes (ed. Devenir, Madrid 2013).

Persecución al poeta

Es inútil querer matar las rosas
y habrá una,en alguna parte,
silenciosa,
inextinguible;
es tonto perseguirla con metralleta,
no se matan para siempre las rosas.

Por donde riegan los versos
nacen los rosales esplendorosos;
por donde cantan los poemas
vive la eternidad
de la hermosura.

¡Mirad qué tonto ese hombre:
con ametralladora va corriendo
a la sombra del poeta!

¿A quién quiere matar?

Donde canta la boca del pueblo vive la rosa.
La libre rosa inextinguible
de la libertad.

¡Mirad qué ridículo y corre
con su tanqueta para la muerte!
¡Qué pobre hombre de furia
va sujetando galones dorados!

Había pájaros en el mundo;
en los hierbazales glorificaban
la hermosura.

Persistente es el hombre
el creador de todas las tristezas.

Gastón Gori


jueves, 17 de marzo de 2016


A media voz

la lentitud es belleza
copio estas líneas ajenas
respiro 
acepto la luz 
bajo el aire ralo de noviembre
bajo la hierba
sin color
bajo el cielo cascado
y gris 
acepto el duelo y la fiesta
no he llegado 
no llegaré jamás
en el centro de todo
esta el poema intacto
sol ineludible
noche sin volver la cabeza
merodeo su luz
su sombra animal
de palabras
husmeo su esplendor 
su huella
sus restos 
todo para decir 
que alguna vez
estuve atenta
desarmada

sola casi 
en la muerte
casi en el fuego

Blanca Varela


Delante de mi casa,en un patio de tierra raída,gastada como el género de mi camisa Grafa,en un cantero someramente cercado por ladrillos musgosos,hay una planta de azalea que plantó mi madre hace unos doce años. Sus flores de piel violeta tiemblan delicadamente con este ansioso viento de septiembre que levanta,en esta mañana,un fresco olor a terrones,a humo agrio,a pan casero,a húmedas maderas. A partir de esta plantita que ahora flamea en la clara mañana y que mi madre riega todas las tardes,apenas se pone el sol,yo reconstruyo,acaso invento,mi casa...

(Fragmento perteneciente al cuento "Mi madre andaba en la luz" de Haroldo Conti)




Mi sol 

Me robaron el sol, pero yo lo encontraré.
He arreglado un encuentro secreto con él,
como quien va por un diario clandestino
o un material ilegal. Me llenaré el pecho
con grandes hojas de oro y lámparas para mi escondite.
Antes que hagan desaparecer mi alma la haré circular
de mano en mano en la noche.

Nikiforos Vretakos

de lo posible a lo probable/del
sueño a la realidad hay como
mares/playas nocturnas donde
animales de pico descarnan
formas mojadas por los jugos
del corazón/así viajamos
del pecho al seco sol que dora
la maravilla/o existir

(Juan Gelman - Nota XXVII)
    
SEMPER

tu cuerpo es alto como los patios de la infancia
dulce como la luz de sus crepúsculos
y triste

tu cuerpo dura como el sol

Juan Gelman


martes, 8 de marzo de 2016


Llegué siempre tarde
y me sigo nutriendo
de urgente futuro
de tiempo inexplorado
de riesgos y esperas,
como si fuera cierto
que renacieran los días.

Alaíde Foppa



No se puede vivir
con una muerte dentro:
Hay que elegir
entre arrojarla lejos
como fruto podrido
o al contagio
dejarse morir.

Alaíde Foppa




miércoles, 2 de marzo de 2016


II
No hablar más
escuchar con todo el cuerpo
y con cada gota de sangre
desbordados por el silencio
Pero ese mismo silencio se convierte en lenguaje
a la velocidad de la oscuridad.

X
El tiempo tiene que ver.
Decilo. Decilo.
El universo está hecho de historias,
no de átomos.

Muriel Rukeyser


martes, 1 de marzo de 2016


Vivir

Siento
que mi vida corre
como un lento 
río,
que no tuviese
principio ni fin,
como si nunca
hubiese nacido,
ni existiese
ningún confín.
Sobre la tierra
corre mi vida,
tan mezclada
al vivir de los hombres;
mas resuena
de remotos ecos
y de voces misteriosas.
A veces siento pasar,
como corriente secreta,
el mudo palpitar
del universo.

Alaíde Foppa 


Un día

Este cielo nublado
de tempestad oculta
y lluvia presentida
me pesa;
este aire denso y quieto,
que ni siquiera mueve
la hoja leve
del jazmín florecido,
me ahoga;
esta espera
de algo que no llega
me cansa.
Quisiera estar lejos,
donde nadie
me conociera:
nueva
como la yerba fresca,
ligera,
sin el peso
de los días muertos
y libre
ir por caminos ignorados
hacia un cielo abierto.

Alaíde Foppa


Aclimatación

Primero te retraes,
                                      te agostas,
pierdes alma en lo seco,
en lo que no comprendes,
intentas llegar al agua de la vida,
alumbrar una membrana mínima,
una hoja pequeña.
                                       No soñar flores.
El aire te sofoca.
                                    Sientes la arena
reinar en la mañana,
morir lo verde,
subir árido oro.

Pero, aún sin ella saberlo,
desde algún borde
una voz compadece, te moja
breve, dichosamente,
como cuando rozas
una rama de pino baja
ya concluida la lluvia.

Ida Vitale


INTERIOR CON POETA III

Desde mi ventana
silencio de verano silencio de invierno
veo servir la comida
encenderse las luces
lámparas del atardecer mesas del mediodía
¿acogerían ellos a una sin patria?
¿no estaría mi corazón para siempre en otra tierra?
soy ajena a las ceremonias de la costumbre 
que suelen acogerme para señalarme extranjera
vidas de espaldas al mar que es el camino de mi vida

Juana Bignozzi

Tomado de: "El paseante libros"