miércoles, 30 de mayo de 2018


El destete

Con qué paciencia
la madre envuelve su magro seno con lana de oveja
negra. Y el seno ya no es más
el sitio de la ternura.

Agotada la dulce leche, la madre hace el ancestral rito
del destete:
el niño viene y encuentra
el animal de lana negra en el pecho amado
donde sólo el viejo pezón nutricio
asoma todavía como una provocadora
trampa.

El niño huye escarmentado
y ahíto
de su primer gran miedo.

Su amor renacerá de ese miedo. Y ella
será la madre
que le temblará siempre en la boca.

José Watanabe

Fotografía de Tina Modotti





Soñándote a ti mismo serás tu sueño. 
Suéñate, pero despierto. 
Luego olvida los pensamientos: 
tu acción se transformará en la no acción. 

El zorro no premedita, acecha,  
y salta sobre la presa en el momento oportuno. 
De modo que si pretendes ganar nunca elijas 
porque el saber habla de ti o no habla 
sin que haya vacilación. 

esto lo aprendí en mis estrujamientos,  
un cavilar nocturno escribir fino, lixiviar ceniza,  
quemarme los ojos en vista de todo.

 Acércate a la mesa como idiota,  
como si estuvieras ajeno a todo 
y coloca la apuesta donde tu corazón diga ¡Ah! 

Pero mejor olvídate,  
apártate de estas palabras. 
El fuego de lo desconocido se alimenta con mariposas. 

Jorge Leónidas Escudero





Si encuentras a la que fue mi infancia

Le pones violetas en el pelo,

tréboles en los ojos,

una uva en la boca

y almendras en el corazón.

Ella comprenderá.

Edith Vera

Fotografía de Tina Modotti

sábado, 26 de mayo de 2018


  ETERNA SOMBRA

Yo que creí que la luz era mía
precipitado en la sombra me veo.
Ascua solar, sideral alegría
ígnea de espuma, de luz, de deseo.

Sangre ligera, redonda, granada:
raudo anhelar sin perfil ni penumbra.
Fuera, la luz en la luz sepultada.
Siento que sólo la sombra me alumbra.

Sólo la sombra. Sin astro. Sin cielo.
Seres. Volúmenes. Cuerpos tangibles
dentro del aire que no tiene vuelo,
dentro del árbol de los imposibles.

Cárdenos ceños, pasiones de luto.
Dientes sedientos de ser colorados.
Oscuridad del rencor absoluto.
Cuerpos lo mismo que pozos cegados.

Falta el espacio. Se ha hundido la risa.
Ya no es posible lanzarse a la altura.
El corazón quiere ser más de prisa
fuerza que ensancha la estrecha negrura.

Carne sin norte que va en oleada
hacia la noche siniestra, baldía.
¿Quién es el rayo de sol que la invada?
Busco. No encuentro ni rastro del día.

Sólo el fulgor de los puños cerrados,
el resplandor de los dientes que acechan.
Dientes y puños de todos los lados.
Más que las manos, los montes se estrechan.

Turbia es la lucha sin sed de mañana.
¡Qué lejanía de opacos latidos!
Soy una cárcel con una ventana
ante una gran soledad de rugidos.

Soy una abierta ventana que escucha.
por donde va tenebrosa la vida.
Pero hay un rayo de sol en la lucha
que siempre deja la sombra vencida.

Miguel Hernández

domingo, 13 de mayo de 2018


Flor y canto


Ahora lo sabe mi corazón:
Escucho un canto, contemplo una flor.
¡Ojalá jamás se marchite!


In xochitl, in cuicatl

Quin oc zan tlamatia noyolo: 
niccaqui in cuicatl, 
niquita yn xochitl, 
¡Maca yn cuetlahuia!


POESÍA NÁHUATL

sábado, 5 de mayo de 2018

XXI

En Costa Rica
había un viejísimo 
y mísero flautista
que por su levedad 
se deshacía en los umbrales.
Jamás hablaba
ni le hacía un gesto al mundo,
a nadie.
Un día le dije: ¡Adiós maestro!,
y me miró,
y se sonrió en la calle.
Esa noche 
soñé con magníficos 
misteriosos instrumentos musicales.

Diana Bellessi


viernes, 4 de mayo de 2018


A mí me han hecho los hombres que andan bajo

A mí me han hecho los hombres que andan bajo
el cielo del mundo
buscan el brillo de la madrugada
cuidan la vida como un fuego.
Me han enseñado a defender la luz que canta conmovida
me han traído una esperanza que no basta soñar
y por esa esperanza conozco a mis hermanos.
Entonces río contemplando mi apellido, mi rostro en
el espejo
yo sé que no me pertenecen
en ellos ustedes agitan un pañuelo
alargan una mano por la que no estoy solo.
En ustedes mi muerte termina de morir.
Años futuros que habremos preparado
conservarán mi dulce creencia en la ternura,
la asamblea del mundo será un niño reunido.

Juan Gelman