miércoles, 30 de septiembre de 2015



...Yo tuve mis pupilas sin descanso
en la sombra cuadrada de la alcoba,
y estaba en el balcón cuando de paso
iba la noche recitando estrellas
en su arcano lenguaje sideral...

(Fragmento del poema Insomnio del libro La costumbre del muro del cubano Armando Blanco Furniel)

...Yo abogo por relaciones moleculares con los autores que leen. Encuentren lo que les gusta, no pasen jamás un segundo criticando algo o a alguien. Nunca, nunca, nunca critiquen. Y si los critican a ustedes, digan: "De acuerdo" y sigan, no hay nada que hacer. Encuentren sus moléculas. Si no las encuentran, ni siquiera pueden leer. Leer es eso, es encontrar vuestras propias moléculas. Están en los libros. Vuestras moléculas cerebrales están en los libros, y es preciso que encuentren esos libros. Yo creo que nada es más triste en los jóvenes en principio dotados que envejecer sin haber encontrado los libros que verdaderamente hubieran amado. Y generalmente no encontrar los libros que uno ama, o no amar finalmente ninguno, da un temperamento... y de golpe uno se hace el sabio sobre todos los libros. Es una cosa rara. Nos volvemos amargos. Ustedes conocen la especie de amargura de ese intelectual que se venga contra los autores por no haber sabido encontrar a aquellos que amaba... el aire de superioridad que tiene a fuerza de ser tonto. Todo eso es muy enojoso. Es preciso que, en última instancia, sólo tengan relación con lo que aman...

(Fragmento extraído de EN MEDIO DE SPINOZA, de Gilles Deleuze. Serie Clases. Editorial Cactus. Seleccionado por El paseante libros)
  
CORAJES

es enorme la tristeza que un hombre una mujer
pueden hacerse entre sí
como enormes son esos dos pajaritos parados en
la rama picoteándose
y enorme es el mismo árbol con lluvias bajo el sol
que se le ven en la cara

¿lloverá? ¿no lloverá? ¿cantarán
los pajaritos esos mismos? ¿seguirá la enorme
tristeza mandando creciendo como un lago o mar
entre un hombre y una mujer?

¿volará la tristeza entre árbol y árbol?
¿como pasos solitarios en una habitación?
¿como madréporas por aire?
¿como tablones como puentes pero desolados desamados?

una ramita ha caído en el lago y navega
es enorme la tristeza que un hombre y una mujer
pueden hacerse entre sí
como enorme es la navegación de la ramita en el lago
mojada de su propio coraje

Juan Gelman

martes, 29 de septiembre de 2015


COMO SI FUÉRAMOS INMORTALES

Todos sabemos que nada ni nadie habrá de ahorrarnos el final
sin embargo hay que vivir como si fuéramos inmortales
sabemos que los caballos y los perros tienen las patas sobre la tierra
pero no es descartable que en una nochebuena se lancen a volar

sabemos que en una esquina no rosada aguarda el ultimátum de la envidia
pero en definitiva será el tiempo el que diga dónde es dónde y quién es quién

sabemos que tras cada victoria el enemigo regresa buscando más triunfos
y que volveremos a ser inexorablemente derrotados vale decir que venceremos

sabemos que el odio viene lleno de imposturas
pero que las va a perder antes del diluvio o después del carnaval
sabemos que el hambre está desnuda desde hace siglos
pero también que los saciados responderán por los hambrientos

sabemos que la melancolía es un resplandor y sólo eso
pero a los melancólicos nadie les quita lo bailado
sabemos que los bondadosos instalan cerrojos de seguridad
pero la bondad suele escaparse por los tejados
sabemos que los decididores deciden como locos o miserables
y que mañana o pasado alguien decidirá que no decidan

sintetizando / todos sabemos que nada ni nadie habrá de ahorrarnos el final
pero así y todo hay que vivir como si fuéramos inmortales

Mario Benedetti

lunes, 28 de septiembre de 2015


Un día

Este cielo nublado
de tempestad oculta
y lluvia presentida
me pesa;
este aire denso y quieto,
que ni siquiera mueve
la hoja leve
del jazmín florecido,
me ahoga;
esta espera
de algo que no llega
me cansa.
Quisiera estar lejos,
donde nadie
me conociera:
nueva
como la yerba fresca,
ligera,
sin el peso
de los días muertos
y libre
ir por caminos ignorados
hacia un cielo abierto.

Alaíde Foppa






El sexo

Oculta rosa palpitante 
en el oscuro surco, 
pozo de estremecida alegría 
que incendia en un instante 
el turbio curso de mi vida, 
secreto siempre inviolado, 
fecunda herida.

Alaíde Foppa

Georgia O'Keeffe



Ella se siente a veces...

Ella se siente a veces
como cosa olvidada
en el rincón oscuro de la casa
como fruto devorado adentro
por los pájaros rapaces,
como sombra sin rostro y sin peso.
Su presencia es apenas
vibración leve
en el aire inmóvil.
Siente que la traspasan las miradas
y que se vuelve niebla
entre los torpes brazos
que intentan circundarla.
Quisiera ser siquiera
una naranja jugosa
en la mano de un niño
-no corteza vacía-
una imagen que brilla en el espejo
-no sombra que se esfuma-
y una voz clara
-no pesado silencio-
alguna vez escuchada.

Alaíde Foppa


jueves, 24 de septiembre de 2015


LXXI

El azar corta las entrañas de la corrupción, pasa el Poder y cierra la heridaza. Laten adentro impotencias del pobre, las letras de lo inefable huido, tratados de la razón domada. Al lado de los derechos humanos del pasado sangran sin abrigo los derechos humanos del presente. La crueldad usa uñas buenas. Los agujeros del país las pintan con esmalte rojo y las instituciones felicitan de pie. Tiembla el jardín que Amor regaba. De qué vale la vida que no se perdió en sales del futuro. Cuida sus ruinas y sobrevive así.

Juan Gelman

Todo era azul

Todo era azul delante de aquellos ojos y era
verde hasta lo entrañable, dorado hasta muy lejos.
Porque el color hallaba su encarnación primera
dentro de aquellos ojos de frágiles reflejos.

Ojos nacientes: luces en una doble esfera.
Todo radiaba en torno como un solar de espejos.
Vivificar las cosas para la primavera
poder fue de unos ojos que nunca han sido viejos.

Se los devoran. ¿Sabes? No soy feliz. No hay goce
como sentir aquella mirada inundadora.
Cuando se me alejaba, me despedí del día.

La claridad brotaba de su directo roce,
pero los devoraron. Y están brotando ahora
penumbras como el pardo rubor de la agonía.

Miguel Hernández

Escrito en un libro abandonado en viaje

Vengo del lado de la Beja.
Voy al centro de Lisboa. 
Nada traigo y nada encontraré.
Tengo el cansancio anticipado de lo que no encontraré
Y la nostalgia que siento que no es del pasado ni del futuro.
Dejo escrita en este libro la imagen de mi designio muerto:
Fui como hierbas, y no me arrancaron. 

Fernando Pessoa 


Carbón

Veo un río veloz brillar como un cuchillo, partir
mi Lebu en dos mitades de fragancia, lo escucho,
lo huelo, lo acaricio, lo recorro en un beso de niño como entonces,
cuando el viento y la lluvia me mecían, lo siento
como una arteria más entre mis sienes y mi almohada.

Es él. Está lloviendo.
Es él. Mi padre viene mojado. Es un olor
a caballo mojado. Es Juan Antonio
Rojas sobre un caballo atravesando un río.
No hay novedad. La noche torrencial se derrumba
como mina inundada, y un rayo la estremece.

Madre, ya va a llegar: abramos el portón,
dame esa luz, yo quiero recibirlo
antes que mis hermanos. Déjame que le lleve un buen vaso de vino
para que se reponga, y me estreche en un beso,
y me clave las púas de su barba.

Ahí viene el hombre, ahí viene
embarrado, enrabiado contra la desventura, furioso
contra la explotación, muerto de hambre, allí viene
debajo de su poncho de Castilla.

Ah, minero inmortal, ésta es tu casa
de roble, que tú mismo construiste. Adelante:
te he venido a esperar, yo soy el séptimo
de tus hijos. No importa
que hayan pasado tantas estrellas por el cielo de estos años,
que hayamos enterrado a tu mujer en un terrible agosto,
porque tú y ella estáis multiplicados. No
importa que la noche nos haya sido negra
por igual a los dos.
—Pasa, no estés ahí
mirándome, sin verme, debajo de la lluvia.

Gonzalo Rojas

miércoles, 23 de septiembre de 2015


La Niña Extraña

Tenía un grillo entre las sienes 
y sabía decir mariposa. 
Lo demás lo ignoraba.
Un día descubrió que Dios no era una alondra. 
Otro día 
les dijo a las simientes 
que sería más lindo brotar alas.
Al fin 
se convenció de que en el mundo
hay demasiadas cosas sabias. 
Y se fue despacito,
caminando,
caminando hasta el alba.

Ana Emilia Lahitte

martes, 22 de septiembre de 2015


La noche

Es un oro imposible de comprender, un acabado
silencio que renace y se incorpora.
Las manos de la noche buscan el aire, el aire
se olvida sobre el mar,
el mar cerrado,
el mar,
solo en la noche, envuelto
en su gran soledad,
el hondo mar agonizando en vano…
El mar oliendo a algas moribundas y al sol,
la arena a musgo, a cielo, el cielo
a estrellas. La alta noche sin voces
deviniendo en sí misma, inagotada y plena,
es la mujer total con los ojos serenos
y el hombre silencioso olvidado en la playa,
el alto, el poderoso, el triste,
el que contempla,
conoce su poder que crea, ordena el mundo,
se vuelve a su conciencia que da fe de las cosas,
y el haz de los sentidos le limita la noche.

Concédeme esos cielos, esos mundos dormidos,
el peso del silencio, ese arco, ese abandono,
enciéndeme las manos,
ahóndame la vida
con la dádiva dulce que te pido.
Dame la luz sombría, apasionada y firme
de esos cielos lejanos, la armonía
de esos mundos sellados,
dame el límite mudo, el detenido
contorno de esas lunas de sombra,
su contenido canto.
Tú, el negado, da todo,
tú, el poderoso, pide,
tú, el silencioso, dame la dádiva dulcísima
de esa miel inmediata y sin sentido.

Estás solo, lo mismo.
Yo no toco tu vida, tu soledad, tu frente,
yo no soy en tu noche más que un lago, una copa,
más que un profundo lago,
en que puedes beber aun cerrados los ojos,
olvidado.
soy para ti como otra oscuridad, otra noche,
anticipo de la muerte,
lo que llega en el día frío el hombre espera, aguarda,
y llega y él se entrega a la noche, a una boca,
y el olvido total lo ciega y lo anonada.
Sin límites la noche,
pura, despierta, sola,
solícita al amor, ángel de todo gesto…
Estás solo, lo mismo.
Ebrio, lúcido, azul, olvidado del alma,
concédete a la hora.

Idea Vilariño

domingo, 20 de septiembre de 2015


HABRÁ

anarquía de las rosas
perplejidad del desierto
ola en el alma de los ríos
Las mujeres
abrirán la marcha

Abdellatif Laâbi



Cordón

Como pan y aceitunas y amamanto
a mi hija. Entre cinco varones
ella estaba esperándome. Tiene un hilo
de selva anudado en su ombligo. Gira
toda la tierra cuando miro
su cara. Huele a alba y a cera,
a pan recién cocido y a todo 
lo que nace y empieza.

Como pan y aceitunas, y la leche
de un río me atraviesa para hacerme
manjar nuevo en su boca.

Juana Castro

LUZ

Viví, antes de tener esta forma mía
fugitiva: lo sé. Viví en el sol,
desde que Dios quien lo creó le impuso
“Resplance y reina”. Ardí, incorrupto espíritu,
en el sol. Fui luz y calor, antes
de encarnarme en el cuerpo que mañana
apagado estará. Demasiado tormento me das,
sangre que llevas en ti gran memoria
del sol antiguo. Déjame, que yo quiero
volver a él, volver a ser destello
de su llama, rayo de su luz — y,
perdida en armonías de luz,
cantar la alegría del amor que enlaza
la tierra al cielo, el universo a Dios.

ADA NEGRI

viernes, 18 de septiembre de 2015


EL POEMA

Mi mano no sabe por qué escribe el poema;
mi corazón ha recogido un destello del mundo,
hace ya mucho tiempo,
y dirige la mano sumisa, ordena sus gestos en la noche.
El poema, ¡la cerrada totalidad!
La fría palabra se llena de luz cálida
y sus rayos penetran las sustancias reales,
plenas al tacto, la piel de la tierra;
en su círculo de oro la sangre se nutre y aguarda,
piedra cincelada por el porvenir.
Mi mano no sabe; a veces,
mi corazón a creído saber;
mi corazón,
espejo mudo,
núcleo del tiempo,
azar oscuro en un tejido de ricas mañanas

JUAN JOSÉ SAER

jueves, 17 de septiembre de 2015


12

Las palabras son pequeñas palancas,
pero no hemos encontrado todavía su punto de apoyo.

Las apoyamos unas en otras
y el edificio cede.
Las apoyamos en el rostro del pensamiento
y las devora su máscara.
Las apoyamos en el río del amor
y se van con el río.

Y seguimos buscando su suma
en una sola palanca,
pero sin saber qué queremos levantar,
si la vida o la muerte,
si el hecho mismo de hablar
o el círculo cerrado de ser hombres.

Roberto Juarroz

Poesía ininterrumpida (fragmento)

Ayer es la juventud, ayer es la promesa

Para que un solo beso la retenga
Para que la rodee el placer
Como un verano blanco azul y blanco
Para que le sea pagado en oro puro
Para que su garganta bulla suave 
Bajo el calor sacando la carne
Hacia una caricia infinita
Para que sea como una planicie
Desnuda y visible desde todo lugar
Para que sea como una lluvia
Milagrosa sin nube
Como una lluvia entre dos fuegos
Como una lágrima entre dos risas
Para que sea nieve bendita
Bajo el ala tibia de un pájaro
Mientras la sangre corre más rápido
En las venas del viento nuevo
Para que sus párpados abiertos
Profundicen la luz
Perfume total a su imagen
Para que su boca y el silencio
Inteligibles se comprendan
Para que sus manos posen su palma
Sobre cada cabeza que despierta
Para que las líneas de sus manos
Se continúen en otras manos
Distancias para pasar el tiempo

Fortificaría mi delirio

Paul Éluard

lunes, 14 de septiembre de 2015


Las necesidades

Una puerta cerrada no es suficiente para que un hombre
esconda su amor. También necesita una puerta abierta
para poder partir y perderse entre la multitud cuando ese amor estalle
como un barril de pólvora en el arsenal alcanzado por el rayo.
No basta un techo para que un hombre se proteja
del calor y de la tempestad. Para huir del relámpago,
cuando la lluvia cae en el silencio del mundo
abierto como una fruta entre dos estruendos,
él necesita un cuerpo tendido sobre la cama,
un cuerpo al alcance de su mano
todavía temerosa de avanzar en la oscuridad.
En la noche que declina, en el día que nace,
el hombre necesita de todo: del amor y del rayo.

Lêdo Ivo

La visita del leñador

Abres la puerta y entras.
Traes el frío del mundo
las hojas caídas sobre el suelo
el fango y el estiércol mezclados
al fondo de la tarde oscura.
Traes el olor de las maderas
mojadas por las constantes lluvias
y el silencio de las colmenas abandonadas
por las abejas que emigran.
Y el frío que traes caldea la cocina
como si fuese una hoguera.

Lêdo Ivo

Soy esa flor

Tu vida es un gran río, va caudalosamente,
a su orilla, invisible, yo broto dulcemente.
Soy esa flor perdida entre juncos y achiras
que piadoso alimentas, pero acaso ni miras.

Cuando creces me arrastras y me muero en tu seno,
cuando secas me muero poco a poco en el cieno;
pero de nuevo vuelvo a brotar dulcemente
cuando en los días bellos vas caudalosamente.

Soy esa flor perdida que brota en tus riberas
humilde y silenciosa todas las primaveras.

Alfonsina Storni

El cine libertario: cuando las películas hacen historia




Sinopsis

Al estallar la guerra civil española en julio de 1936, el sindicato anarquista CNT socializó la industria del cine en España. En Madrid y Barcelona los trabajadores del cine asumieron a través del sindicato los bienes de producción y se produjeron numerosas películas. Esto dio lugar a un período único que no se ha vuelto a producir en ninguna otra cinematografía mundial. Pese a que el país estaba sumido en una cruenta guerra, entre 1936 y 1938 se rodaron y estrenaron películas de muy variada temática: dramas sociales, comedias musicales, filmes de denuncia, documentales bélicos…. componen un variado mosaico que da lugar a uno de los momentos más insólitos y originales de la cinematografía española. A través de las voces de distintos expertos, así como del testimonio en primera persona del director de fotografía y restaurador español Juan Mariné, que inició su carrera en el cine trabajando en estas películas, el documental recorre cada una de las producciones que constituyen un legado excepcional de la cinematografía española. Fue un periodo muy efímero durante el cual los guionistas, los directores, los técnicos y los actores españoles demostraron una de las máximas del mundo del espectáculo: pese a los bombardeos, el hambre y el drama de la guerra, el espectáculo debía continuar, y continuó... Documental del que existe una versión corta, nominada a los Goya en la categoría de "Mejor cortometraje documental", y una versión larga, emitida íntegramente en el canal Historia. (FILMAFFINITY)




miércoles, 9 de septiembre de 2015


Discurso sobre la paz

Al final de un discurso sumamente importante
el gran hombre de Estado al tropezar
con una hermosa frase vacía
cae dentro
y desamparado abriendo mucho la boca
jadeando
enseña los dientes
y la caries dental de sus pacíficos razonamientos
deja al descubierto el nervio de la guerra
el delicado asunto del dinero.

Jacques Prévert

NO PIDO MUCHO 

No pido mucho: 
Poder hablar sin cambiar la voz, 
caminar sin muletas, 
hacer el amor sin que haya que pedir permiso, 
escribir en un papel sin rayas. 

O bien si parece demasiado: 
Escribir sin tener que cambiar la voz, 
caminar sin rayas, 
hablar sin que haya que pedir permiso, 
hacer el amor sin muletas. 

O bien si parece demasiado: 
hacer el amor sin que haya que cambiar la voz, 
escribir sin muletas, 
caminar sin que haya que pedir permisos, 
hablar sin rayas. 

O bien si parece demasiado...

MIQUEL MARTI I POL

Cuadrados y ángulos 

Casas enfiladas,casas enfiladas,
casas enfiladas.
Cuadrados,cuadrados,cuadrados.
Las gentes ya tienen el alma cuadrada,
ideas en fila y ángulo en la espalda.
Yo misma he vertido ayer una lágrima,
Dios mío,cuadrada

Alfonsina Storni

POÉTICA

A Aurora de Albornoz
Mas se fue desnudando. Y yo le sonreía
JUAN RAMÓN JIMÉNEZ

Vino primero frívola –yo niño con ojeras–
y nos puso en los dedos un sueño de esperanza
o alguna perversión: sus velos y su danza
le ceñían las sílabas, los ritmos, las caderas.

Mas quisimos su cuerpo sobre las escombreras
porque también manchase su ropa en la tardanza
de luz y libertad: esa tierna venganza
de llevarla por calles y lunas prisioneras.

Luego nos visitaba con extraños abrigos,
mas se fue desnudando, y yo le sonreía
con la sonrisa nueva de la complicidad.

Porque a pesar de todo nos hicimos amigos
y me mantengo firme gracias a ti, poesía,
pequeño pueblo en armas contra la soledad.

Javier Egea

viernes, 4 de septiembre de 2015


Hay quienes

Hay quienes llevan a cabo la vida más hábilmente.
Tienen orden en su interior y a su alrededor.
Para todo la manera y la respuesta adecuada.
Adivinan inmediatamente quién a quién, quién con quién,
con qué objetivo, por dónde.
Ponen el sello en las verdades absolutas,
arrojan a la trituradora los hechos innecesarios,
y a las personas desconocidas
a las carpetas destinadas a ellas de antemano.
Piensan justo lo debido
ni un segundo más,
porque tras ese segundo acecha la duda.
Y cuando los dan de baja de la existencia,
dejan su puesto
por la puerta señalada.
A veces los envidio
-afortunadamente se me pasa.

Wislawa Szymborska

martes, 1 de septiembre de 2015


ODA A LAS ALAS DE SEPTIEMBRE

He visto entrar a todos los tejados
las tijeras del cielo:
van y vienen y cortan transparencia:
nadie se quedará sin golondrinas.
Aquí era todo
ropa, el aire espeso
como frazada y un vapor del sal
nos empapó el otoño
y nos acurrucó contra la leña.
En la costa del Valparaíso,
hacía el sur de la Planta Ballenera:
allí todo el invierno se sostuvo
intransferible con su cielo amargo.
Hasta que hoy al salir
volaba el vuelo,
no paré mientes al principio, anduve
aún entumido, con dolor de frío,
y allí estaba volando,
allí volvía
la primavera a repartir el cielo.
Golondrinas de agosto y de la costa,
tajantes, disparadas
en el primer azul,
saetas de aroma:
de pronto respiré la acrobacias
y comprendí que aquello
era la luz que volvía a la tierra,
las proezas del polen en el vuelo,
y la velocidad volvía a mi sangre.
Volví a ser piedra de la primavera.
Buenos días, señores golondrinas
o señoritas o alas o tijeras,
buenos días al vuelo del cielo
que volvió a mi tejado:
he comprendido al fin
que las primeras flores
son plumas de septiembre.

Pablo Neruda